•○Epílogo○•

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°Zoe°

—Te voy a acusar.

Los arbustos se exaltaron bruscamente y de entre ellos salió Clemens con sus sentidos alertados, adquiriendo una de sus muchas posiciones de ataque que aprendió en los entrenamientos. Tuve que cubrirme la boca con ambas manos para no estallar de la risa por su aspecto desaliñado.
Incluso siendo de noche el brillo auténtico en sus ojos seguía siendo igual de intenso.

Parpadeó segundos después tras reconocerme.

—¿Pero qué diablos haces aquí, Zoe? —gruñó cerca mío, alejando la daga de mi cuello — Pude haberte cortado la garganta.

—Pero no lo hiciste —adquirí un falso tono de decepción —. Muy mal, Clemens ¿Qué tal si era un asesino serial en busca de mi hermano?

Me observó sin paciencia alguna a la par que arqueaba una de sus cejas.

—Por favor, ya sabía que eras tú.

—Oh, eso explica porque escogiste esta posición —aplasté su prepotencia, provocando que su tenso y renegado rostro se sonrojase.

—N-no hables—advirtió, apartándose de mí completamente avergonzado.

Me guardé una risa en el fondo solo para tener completo enfoque en su reacción corporal.
Recorrí al muchacho del cual llevaba intrigada de pies a cabeza  durante los últimos seis años desde que lo conocí; su cuerpo atlético y el gran estirón que experimentó en cuanto cumplió sus diecinueve años. Los hermosos reflejos en su ondulado y corto cabello ofrecía bajo la luz de la luna.

Clemens pareció percatarse de mi descarado análisis sobre su persona.

—¿Qué tanto me ves?

Me obligué a espantar esos  ridículos y nostálgicos pensamientos.

—En qué tú te ves tan lindo ahí de pie mientras que yo sigo aquí con el trasero en el barro—. Estiré mi mano hacia él, agitando levemente mis dedos y mostrando una sonrisa inocente —Estoy esperando, futuro segundo al mando.

Él le regaló una mirada al cielo, suspirando extensamente.

—Que vaya a ser Beta y que tú seas hermana del futuro alfa no te da derecho a actuar como una mimada.

Me ofreció su mano y de un tirón nada delicado me ayudó a levantarme. Aun así, no separé nuestro agarre al instante.

—No soy mimada.

—¿De verdad? —resaltó con sarcasmo.

—No —me incliné muy cerca de él, revelando media sonrisa maliciosa —Solo me gusta molestarte a ti.

Eso le arrancó un gruñido bajo.

—Sigues siendo igual de impetuosa.

—Eso es lo que te atrae de mí.

Soltar esa carta fue como darle una dulce bofetada en el rostro. Dio un paso atrás dando vistazos desesperados en distintas direcciones, huyendo de la gracia en mi mirada. Acto seguido vi las venas de sus brazos marcarse ante la tensión de su puño cerrado.

—T-tú no me gustas.

—Ay, ajá —me burlé en su cara, retomando el camino por el cual lo perseguí hasta acá—. Ya veremos si dices lo mismo cuando llegue el día de nuestra transformación.

—Y sigues con eso. ¿Por qué tienes que ser tan...? —le escuché murmurar. Podía apostar a que su mano estaba cubriendo su rostro en ese preciso instante, ocultando el calor de sus mejillas—Fascinante.

Entre Lycans: Lazos de oscuridad [Completa✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora