Entre Lycans: Lazos de oscuridad [Completa✔️]

Capítulo #46

°Gwen°

Estoy sola. Lo conseguí.

Contemplé la salida de Farrenhood y sus extensas puertas como mi boleto hacia la libertad. Luego de tener un día tan extenso y esquivo.
Y sin encontrarme con él ni una sola vez. Punto para ti, Gwendolyn.

De pronto, la puerta de un aula se abrió a mi costado y fui arrastrada bruscamente a su interior.

Tenía que abrir la bocota ¿no?

Su aroma, no, su esencia grabada en sí me hizo saber de quien se trataba sin necesidad de enfrentarlo de frente.
Evan me encarceló del brazo y de otro tirón propio de nosotros me obligó a verle.

Y he ahí, ese par de orbes celestes suplicantes que los que tanto quería huir.

—Gwen, por favor.

Separé mi brazo de su agarre, estableciendo distancia entre ambos.

Sabía que cometía un error al subestimar su perseverancia. Y me detesté a mi misma por no precaver algo como esto.

Suspiro, buscando mermar el palpiteo que amenazaba por brotar en mis sienes.

—De verdad que hoy no quiero lidiar con esto. Así que, si me permites. —di un paso en falso.

Rápidamente Evan corrió hasta la puerta y la bloqueó estampado su espalda contra esta con ambos brazos extendidos.

Mis cejas se dispararon perplejas, casi incrédulas por su comportamiento.

—¿Sabes que puedo salir por cualquier ventana, no?

—No puedes evadirme por siempre. —evadió mi pregunta.

Yo por mi parte solté una risa escasa de humor.

—¿Crees que no? . —Como si no lo hubiera hecho por dos años ya.  —Tan solo mírame.

Me acerco dispuesta a quitarlo de mi camino para así ir a refugiarme en mi apartamento con el propósito de repetirme al espejo hasta el cansancio que debo superar mis gustos por estos perros super desarrollados.

Evan reaccionó a mis intenciones atrapandome otra vez entre la cárcel de sus brazos, aplicando condenada fuerza extra que me mantuvo inmóvil de una contracción.

Cuando nuestras miradas se dieron la osadía de encontrarse lo primero que encuentro es serenidad, bastante contraria a la mía protegida de intriga la cual me negaba a reconocer.
Evan despegó uno de sus brazos y acercó sus nudillos lentamente con intenciones de provocar una caricia sobre mi mejilla.

Su tacto hizo que me apartara como si fuesen espinas. Sin embargo, no pude pasar de largo la exaltación traicionera en mi ritmo cardíaco.

El mostró media sonrisa la cual no pude ignorar. Y no porque fuera burlesca para dar razones de aventarlo contra un árbol, fue más bien... esa clase de sonrisa que se demuestra al estar deslumbrado.