» Doce

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➾ 𝙳𝚒𝚎𝚐𝚘 ;

Aquí estaba yo, en un vuelo de regreso a España para hacer una de las cosas que más amo, aunque lamentablemente para eso también tenía que dejar a las personas que más amo.

Mi madre no había venido conmigo esta vez, dijo que quería estar unos días más allá con la familia, por lo que ahora evidentemente estaba volando solo. Ya estábamos acostumbrados a despedirnos seguidamente, pero aún dolía saber que para hacer algo que amas dejas de lado otra cosa que también amas.

Me recoste para dormir la última media hora que quedaba del vuelo, la cabeza me dolía después de haber bebido de tal manera en el cumpleaños de Jackie. Al parecer ella tampoco se quedó atrás, pues a la mañana siguiente se quejaba de no querer levantarse de la cama.

Prometieron que pronto vendrían todos a visitarme, la casa era muy grande para mi solo y yo amaba cuando todos estábamos aquí.

Alguien movio mi brazo y me levante algo asustado, era Laura quien durante el vuelo había ido unos asientos más atrás por que había conocido a un chileno que venía de viaje a España. Entonces como podrán darse cuenta, me había dejado solo todo el vuelo y hasta apenas ahorita se aparece.

— hemos llegado bello durmiente — me dijo con burla, yo rei y me levante.

Ambos bajamos y fuimos para hacer todo el procedimiento aburrido que se debía hacer, después fuimos a la salida. Paulina había Venido por nosotros pero debíamos caminar unas cuadras, ya que ella no se metería en el lío de tráfico que hay aquí por que muchos vienen a recoger a alguien.

Y ahí íbamos Laura y yo arrastrando nuestras maletas, ya estábamos viendo que caminamos tres calles y parece que Paulina estaba más lejos. Lau ya estaba molesta, pensaba que lo estaba haciendo por molestarnos o algo así. Entonces ahí ví el auto color rojo de Paulina, le señale a Lau que ya estaba por empezar a gritar cosas que no debería

Fuimos a donde estaba el auto y Paulina abrió la cajuela, metimos nuestras maletas y después la saludamos con un beso y un abrazo.
Lau entró por la parte trasera del auto, yo iba de copiloto y en eso ví por el retrovisor a creed que venía en una jaula para perros. Mire a Paulina y esta ya estaba empezando a conducir, pero aún así le di una mala mirada antes de hablar.

— ¿ por que creed esta encerrado?

Pau soltó un bufido y rodo los ojos antes de responder.

— ¿ por que crees tu?, por que es un demonio igualito a su dueño

Laura soltó una risa en la parte de atrás, pero yo solo las ignore y me estire para acercar la jaula a mi. Aun así no alcanzaba y lo único que senti, fue la mano de Paulina impactar mi pompi.

— ¡ si no compra no mayugue! — le grite, Laura reía y me ayudó a acercar a creed a mi.

— pues no pongas tu traserote en mi cara — contestó ella, al fin pude sacar a creed de ahí.

Lo cargue y este comenzo a lamer mi cara de alegría al verme, yo rei ante eso y lo coloque sobre mis piernas. Laura seguía riendo por lo que acababa de pasar, Paulina le siguió el juego. Debo admitir que es verdad, daba un poco de gracia ver a este par haciendo una y mil tonterías. Pero esta en especial es algo tan cómica, la más de hecho, por que simplemente fue el acto de reflejo de mi amiga por poner mi trasero en su cara.

— oye Diego — me habló Pau, a lo que hice un sonido indicando que siguiera hablando.

— ¿ que tipo de entrenamientos haces en el club? — me pregunto sin despegar la vista de la carretera, la mire confundido

 ❧ Placer Culposo » Diego Lainez « Donde viven las historias. Descúbrelo ahora