Llegamos a un centro cerrado de personas, y me presento, los que creo son sus amigos.
—¡hola chicos! —Dorek saludo a todos—¡les presento a Flynn! Es nuevo, así que no lo atosiguen.
Una chica me miró de pies a cabeza, para después sonreírme y presentarse.
—¡quisiera decir que es un gusto, pero no te mentiré! Soy Sydar. —me dedico una sonrisa y volvió a sus asuntos.
Que agradable que no quisiera contacto físico.
—¡tampoco es un gusto para mí, no te preocupes! —dije mordiéndome el labio, para después guiñarle el ojo. Mientras tenía mis manos en los bolsillos de mis jeans.
Sé que es humor, un humor extraño, pero divertido. Y no soy coqueto, solo es mi forma de ser, a veces lo hago involuntariamente.
—¡que agradable sujeto! —dijo un chico de cabellos teñidos de un azul oscuro. —soy Fer.
—¡Fernando! —Dorek interrumpió. —se llama Fernando.
—¡pero, como me vuelvas a decir Fernando, te juro que te castro mientras duermas! —este grupo comienza a agradarme.
No pude evitar reírme por ese comentario. —¿por qué no te gusta que te digan así? Si es tu nombre—dije sin pensar. —es muy formal, solo falta que le pongan el "don Fernando" o que me llamen señor. Y yo todavía soy joven, muy joven—se pasó una mano por el pelo, acomodándoselo.
—¡es un anciano de veintidós años! —dijo Sydar, intentando contener la risa. —bueno, respeta a tus mayores, ¡niña maleducada! —espeto Fer, con una mano en el pecho, haciéndose el indignado.
—¡y ahí, comprobamos, que Fer es un anciano de veintidós años! —insistió Dorek.
—¡ahora todos contra mí! —otra vez, Fer mostró más su indignación.
—¡ya, idiota! Mejor dale algo de beber al nuevo, en lugar de hablar como señora quejumbrosa—insistió Dorek.
De mala gana, Fer me pasó una cerveza. Le agradecí, y comencé a beber. Tenía mucho tiempo sin tomar cerveza, mamá no me dejaba hacerlo,
me gusta beber, solo que en mi pequeño pueblo todos, se enteraban de todo.
Y si alguien me veía sosteniendo aún que sea alcohol etílico, iban con el chisme a mis padres, y los castigos no eran lindos...
Pero esto no era mi pueblo, puedo hacer lo que yo quiera, ¿Quién iría con él chisme, hasta mi pueblo?
Mientras disfrutaba del sabor un poco amargo de mi cerveza, cuando comenzaron a hacer preguntas sobre mí.—y ¿de dónde eres? —preguntó Sydar. —un pueblo pequeño del norte—conteste con normalidad.
—¿tan lejos? Pues, ¿Qué no hay universidades por ahí? ¿O que no estén tan lejos? —interrumpió Fer.
—si hay, pero no tan buenas como esta. Y aparte, era la oportunidad perfecta para salir de ahí.
—¿no te gustaba? Siempre creí que sería interesante ser de pueblo, conoces a todos, todos te conocen—respondió Fer, para después tomar de su bebida.
—¡eso es lo malo! Es como...—pensé en algo con que compararlo—¡pueblo chico, infierno grande! Todos se enteran de todo, y no puedes guardar un secreto, porque al instante ya lo saben todos—.
—¿y tú, tienes un secreto? ¿O, por que tanto alboroto por eso? —Sydar interrumpió.
—¡no! —negué al instante. —¡nada! —se formó un silencio incómodo, mi respuesta rápida y un poco alterado fue bastante descriptiva para dar a entender que si hay algo.
—bueno, ¿y a qué carrera te metiste? Se me ha olvidado—Dorek intento rescatar la conversación.
—fotografía, me gustan las fotos—bueno, esa es la versión resumida de por qué escogí esa carrera.
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365 Rosas (Sin Editar)
RomanceQuerer a alguien es lo más bonito de todo el puto mundo... Aún que también se puede convertir en una puta miérda. Y más, si te equivocas. Y terminas queriendo a alguien que no lo merece... Flynn Seyfried. Ese es mi nombre. Un chico batstante ocupa...