Capítulo 6

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¿Cómo diablos llegue a la lamentable situación estar comprando ropa, para ir a cenar con los padres, de los hermanos desastre?
Bueno, mañana es la dichosa cena.
Estos últimos días, Morgan y yo, hemos salido mucho.
A cualquier lugar que se nos ocurriera. Desde solo ir a caminar, hasta ir de nuevo a la cabaña del bosque.
Lo interesante es que eran salidas espontáneas, o ella iba por mi, a mi edificio. O yo la esperaba al entrenamiento de porristas. O sencillamente, nos saltábamos una que otra clase, para salir juntos.

Y ahora, estábamos en el centro comercial, comprando ropa, y todo para la maldita cena.

—se supone que solo es una cena. ¿Por qué el traje?—dije con una ligera molestia. Detesto comprar ropa, no entiendo por qué Morgan parece divertirse bastante.

—por qué no es una cena cualquiera. Es la cena en la que, mis padres conocerán a mi "novio"—hizo comillas con sus dedos.—y siento decírtelo, pero ¡esos jeans rotos, y tu chaqueta de cuero negro, no son nada adecuados para conocer a mis padres!—me cruce de brazos.

—¿disculpa?, es mi chaqueta de la suerte. ¡Y para conocer a tus padres, necesito suerte!—¡pues que ha pasado con esta señorita! ¡Que se meta con lo que quiera, menos con mi chaqueta! ¡La chaqueta es sagrada!

—bueno-rodó los ojos, disminuyendo la importancia del tema—¿quieres una corbata azul o roja?—sostenía en las manos una de cada una. La verdad es que me daba bastante igual, así que solo escogí a lo tonto.—¡esta!-señale la azul. Ella sonrió—¡me recuerda a la luna!—finalice.

Después de otra larga espera, por fin se acabó la hora de las compras. Y no saben lo feliz que me hizo saber eso. ¡Hasta salte de la alegría!

Y creo que eso fue lo más interesante del día, después solo le ayude a Morgan a mover los muebles de su departamento, y todo por que la señorita, ¡ya se aburrió de cómo estaban ordenados!
¡Que ironía!
¡Ni mi propia vida se arreglar, y ya pretendí ayudarle a arreglar su departamento!
Me quede hasta tarde en su casa.

Me desperté unas horas después. Al revisar mi teléfono, me di cuenta que era medio día, ¡genial!
Ya perdí varias clases, me levante del sofá, ¡por qué si, dormí en el sofá!
No se que pensaron, pero no dormí con ella. Bueno, no en la misma habitación.
Hoy es la cena.
Creo que no lo había pensado con detenimiento, pero, después de la cena todo acabara.
¡No más salidas espontáneas!
Cada quien volvería a lo suyo.
Después de todo, no había razones para seguir, ¿o si?
No nos conocíamos tanto, para empezar a salir de verdad.
La pasamos bien, pero como amigos, no nos tratamos con una pareja.
Salí de mis pensamientos, al oír a Morgan.

—¡Flynn! ¿Cómo es posible que sigas ahí?—la mire aún medio dormido.
Ella tenía unos vaqueros un poco rotos, acompañados de un top negro. Tenía su cabello arreglado en dos rodetes a los lados, con dos mechones salidos al frente.—¡yo, ya arregle el departamento, ya fui a clases y compre comida!—señaló la bolsa azul, de plástico.
Me queje volviéndome a acomodar en el sofá.

Oí a Morgan mover unas cosas, y acercase a mi.

—¡ten!—me extiende un plato con comida. Era comida china. Ella sabe que me gusta. Lo tomo con un poco de torpeza.
Comienzo a comer, sin mucho ánimo. Mientras ella va a ordenar lo que compró.
—¿sabes que hoy, es la cena con mis padres, verdad?—yo asiento.—bueno. No se que tengas planeado hacer hoy, digo, ya es medio día. ¡Ya perdiste todas tus clases!

Yo sigo comiendo, mirando al vacío. No pienso decir nada, mi inteligencia despierta casi a las cuatro de la tarde.
Ósea, que a esta hora, todavía sigue descansando.
Y por alguna extraña razón. Me siento como un pendejo, dejándola hablar, y yo callado, ¡como un bruto que no la escucha!

365 Rosas (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora