Capítulo 23: Siempre nos importaste

106 13 0
                                    

1.,...2...,.3..,.4..,.5 contó mentalmente y logró contener las lágrimas que estaban demandando salir.
Fue en ese instante cuando entró Hermione con sus mejillas encendidas un poco más de lo usual. Se sentó y tomó un poco de jugo.

- No tienen frío?- dijo ella a sus amigas tapándose con la túnica fuertemente y colocándose la bufanda.

- De hecho, no hace tanto.- dijo Lavander.

- Pero si está nevando!

- Está encendida la calefacción Hermione!- dijo Parvati. - Me sorprende que no estés muriéndote de calor bajo esa bufanda.

Fue entonces cuando a la rubia se le ocurrió posar su mano en la frente de su amiga. Su expresión empalideció e inmediatamente exclamó.

- Por Merlín Hermione! Estás ardiendo en fiebre!

- No es cierto!- dijo la castaña. -Tengo tanto frío...

- Vamos a la enfermería ahora!- dijo la rubia levantándose decidida a llevar a su amiga lo más rápidamente posible al departamento médico.

- No iré...- dijo la castaña levantándose haciendo ademán de irse cuando de repente tambaleó. Todos en la mesa Gryffindoriana alertaron que la chica más inteligente de Hogwarts había estado a punto de desmayarse. Parvati la tomó por el brazo y la encaminó fuera del gran comedor. Harry y Ron las observaron hasta que desaparecieron.

Draco entró a la clase de Transformaciones seguido por su grupo de siempre. Spencer se mantenía al final, ocupado en sus propias elitistas maquinaciones. Todos los presentes se sintieron un poco aliviados al sentir la calefacción encendida en la clase; ya habían tenido que pasar por el frío gélido que invadía los pasillos y con eso había sido suficiente. La mayoría había decidido que morir de hipotermia sería sumamente incómodo y se prometieron a sí mismos ponerse dos medias en cada pie al día siguiente.

Una vez que la clase pareció llena, la profesora McGonagall miró el reloj y notó que era hora de iniciar su clase. Se levantó de la mesa con la elegancia de un gato y observó a sus alumnos desde las alturas que su conocimiento le había proporcionado. Pareció fijar unos segundos más su mirada en dos asientos que se mantenían libres, pero inmediatamente hizo como si no fuera importante y habló indicándoles lo que deberían hacer para la clase de aquella mañana. Fue entonces cuando Parvati entró.

- Perdone profesora.- se disculpó ingresando.

- ¿Cuál es la razón tan poderosa que le permite atribuirse la importancia suficiente como para llegar tarde a mí clase señorita Patil? - dijo severamente, mas conservando su típico tono de voz.

La rubia no tardó nada en contestar.

- Es que acompañé a Hermione Granger a la enfermería. No se sentía nada bien.

Nadie, a excepción de Zabini, notó que el líder de Slytherin pareció alterarse y voltear sus centelleantes ojos grises sobre la rubia con obvio interés.

- ¿Qué tiene?- dijo Ron en voz alta sin preocuparse de que los demás lo notaran. La profesora McGonagall no se lo impidió, ya que en el fondo también quería saber la respuesta a esta inquietud.

Sin duda alguna, en aquella clase habían más personas preocupadas de lo que nadie podría imaginar.

- No sé.- respondió Parvati. - Estaba ardiendo en fiebre y con escalofríos. El clima no le ha sentado bien. Madame Pomfrey se quedó con ella.

- Siéntense señorita Patil.- ordenó la profesora. - Y encárguese de darle los apuntes a su amiga sobre la clase de hoy; esto entrará en los exámenes.

°•CAMBIANDO EL PASADO•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora