Capítulo 24

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Narrado por Mark :

Toda mi cabeza se nubla de cosas que podrían pasarle a Rosie, no puedo permitirlo.

Una notificación enciende la pantalla de mi celular, al leer el nombre de la notificación lo agarro rápidamente.
Era sobre Rosie.

Su celular nuevamente estaba encendido, por lo cual rastrearlo era fácil; está aproximadamente a unas 3 horas de dónde yo estoy, joder.

Agarro el auto y como alma que lleva el diablo voy por la carretera.
No puedo permitir que le hagan algo a Rosie, mi Rosie.
Iba a tan rápida velocidad que de las 3 horas en 2 ya estaba llegando al lugar que indicaba en mi celular.

Bajo del auto y lo único que veo es una cabaña, con muchos, muchos árboles y plantas al rededor, es la única casa del lugar.
Me acerco con mucho cuidado a la puerta, pongo mi oreja en ella pero no logro escuchar absolutamente nada.
Intento rodear la casa buscando alguna ventana para poder ingresar, ya que dentro de la casa la puerta no estará vacía, alguien ha de estar ahí resguardando la entrada.

Rodeo la casa finalmente, puedo observar 3 ventanas, 2 de ellas muy pequeñas donde apenas llega luz. Me asomo en una de ellas, y efectivamente hay personas armadas adentro, no muy cerca de la ventana pero lo suficiente para darme cuenta que eran 3 en ese lugar, el cual era la cocina.
Me devuelvo al auto a buscar más armas de las previstas, esto se va a poner feo.

Agarro todo lo necesario para poder ingresar, asegurándome de tener suficientes municiones.

Vuelvo a aquel lugar, no puedo dejar que pase más tiempo, algo podría pasarle a mi rosie.
Trato de ingeniar un plan lo más rápido posible, no puedo perder tiempo.

Mal día para no tener chaleco antibalas.

Después de pasar unos minutos ideando algún tipo de plan decido que es hora de actuar, cada segundo cuenta.

Empiezo sacándole los seguros a las armas, para después ir acercándome lentamente a la puerta.
En el camino voy poniéndole silenciador a las armas, no puedo cometer el más mínimo error.

A pesar de que he pasado por esto antes, se siente diferente, porque ahora la que está en peligro es la mujer de mi vida.

Me recuesto contra la pared diagonal a la puerta, de tal manera que yo pueda ver a los de la puerta pero ellos no a mi. Le echo un último vistazo a el arma que usaré y comienzo mi misión.

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Un amor peligroso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora