Capítulo 27

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3 horas.. 3 horas de estar con los nervios al mil y por fin sale el doctor.

- Todo ha salido bien, ahora debe estar en absoluto reposo y recuperación - dice

- Bien - digo sin más

- Tendrá que estar aquí al menos una semana, no podrá salir antes - dice el doctor a lo que yo asiento.

Una semana, una maldita semana lejos de casa, sin tener dónde quedarme y tampoco otro guardaespaldas, genial.

Una semana después


Por fin llegó el día dónde podremos volver a casa, no veo la hora de estar allí y poderlo cuidar de la mejor y más cómoda forma posible.

Durante toda la semana no me dejaron entrar a verlo, decían que "podría ser peligroso", malditas enfermeras.

Llego al hospital sobre las 12 del medio día, firmo los papeles de salida y en media hora más pude subir a la habitación.

Estoy muy nerviosa al entrar, no sé qué decirle o cómo agradecerle.

5 minutos repasando en la mente que decir, hasta que me entra valentía y procedo a pasar la puerta.

Al entrar lo veo a él, en aquella horrenda bata de hospital pero que en él luce tan bien. Está dormido, o al menos eso parece.

Me acerco silenciosamente a la cama y me siento en el borde admirandolo.

Es realmente hermoso.

Tiene una venda que rodea su cabeza, específicamente la frente, la bata deja al descubierto su hombro en el cual puedo ver otra venda que rodea toda su espalda, también tiene el brazo enyesado.
Las ganas de llorar me invaden, me duele verlo así.

Trato de contener las lágrimas, me acerco y deposito suavemente un beso en su cabeza, sobre la venda.

Mark abre los ojos, causándome una gran sorpresa y sonrojo.

- Tengo hambre - me dice con una sonrisa, lo cuál me causa gracia

- Me causas una gran preocupación, no te pude ver durante toda una semana sin saber cómo estabas y lo primero que me dices es eso? - digo riendo

- Lo siento, es que en realidad sí tengo hambre - dice con una voz ronca y luego una risa

Que sexy.

- Gracias - dice y me sobresalto

NO LO DIJE EN LA MENTE?

- Yo- malditasea - pongo mis manos al rededor de mi cara, la cuál está completamente roja.

Él sólo ríe, tiene una risa hermosa.

- Lo siento - logro decir finalmente
Por mi culpa estás aquí, de esta manera - digo con voz temblorosa

- No te preocupes, no pienses que fue tu culpa, este es mi trabajo - exclama

Cierto, trabajo...

- Gracias por salvarme, ahora es momento de irnos - digo y me pongo de pie

- no merezco otro beso en mi cabeza? - pregunta con una ceja alzada.

NO ESTABA DORMIDO

- Cambiate para irnos - digo nerviosa

- No puedo solo - señala su brazo
Necesito ayuda -


- Q-qué -

- No hay problema si no me quieres ayudar, llamaré a la enfermera - dice a punto de tocar el botón al lado de su cama para llamarla.

- NO - digo, o mejor dicho grito

- ven - dice y me acerco

Comienzo a desabotonar su camisa con mucha delicadeza, sacándola por completo y poniendo otra.

Debo estar como un tomate.

- Ahora el pantalón - dice mirándome a los ojos.

Jesucristo en motomami.

Un amor peligroso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora