Capítulo 37

11 1 0
                                    


Cantamos el cumpleaños, comimos pastel y me dió varios regalos, pero yo sólo podía pensar en Mark y en lo mucho que quería que estuviera con nosotros en este momento.
Pero aún así también estaba muy feliz, después de tanto tiempo por fin podía compartir con mi padre sin afanes de él, sin tener que irse a los 5 minutos.

Después de charlar sobre los últimos meses, claramente omitiendo todos los ataques hacia mi, llega la hora de irse, en otras ocasiones me sentía mal sin saber cuándo nos volveríamos a ver, pero hoy no sentí nada, sólo quería ir donde estaba Mark.

Nos despedimos con un cálido abrazo y un beso en la mejilla, para después cruzar la puerta e irse.

Me devuelvo a la mesa a cortar un pedazo de pastel y después de eso me dirijo a su habitación.

- Estás despierto?- digo tocando la puerta de la habitación

- pasa - escucho su voz desde el otro lado.

Entré y estaba sentado en la cama, ya con unos pantalones más cómodos y sin camisa.

- Lo siento- digo sentándome en su cama

- No te preocupes, en frente de él debo conocer mi lugar - dice jugando con sus dedos

- Te traje esto - dije a lo que él sonríe viendo el plato

- Quedó más?- pregunta agarrando el plato

- Sí, quieres más?- pregunto mirándolo fijamente

- No, sígueme- responde tomándome de la mano y llevándome a la cocina

Llegamos y puso el plato sobre la isla de la cocina, agarrando el trozo de pastel y poniéndolo con lo que había quedado.
Yo sólo puedo mirarlo un poco confusa.

Terminando de acomodarlo, me toma de los hombros y me sienta en una silla en frente de él y del pastel.

Mark prende la vela que estaba al lado del pastel y me canta el cumpleaños, no puedo creerlo.
Este hombre se ganó mi corazón.

Al terminar de cantarlo me mira a los ojos para después decir

- Pide un deseo -

Cierro los ojos y pido mi deseo.

¿Que pedí? Que los dos seamos felices, juntos o separados (ojalá juntos)

Abro los ojos y apago la vela, miro a Mark con una sonrisa y procedemos a comer pastel, dios mío, me va a dar indigestión, pero quiero compartir esto con él.

- ¿Que deseo pediste? - pregunta rompiéndo el silencio

-No te lo puedo decir, o no se cumplirá- respondo sonriendo

- Vamos, dímelo - dice insistente

- Cuando se cumpla te contaré - respondo sin más, tengo la esperanza de que algún día estemos juntos.

- Bien - dice serio, lo cuál me causó gracia, lo quiero mucho, con todo y sus cambios de humor.

Después de charlar nos fuimos cada uno para nuestras habitaciones, y así acabó una de las noches más felices que he tenido en mucho tiempo.

Un amor peligroso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora