EDITANDO Harry Potter Smuts (TRADUCIDO)

Segundo primer día (Remus)

Remus X Lectora

Entré a Hogwarts por mi primer día por segunda vez en mi vida. Solo que esta vez fui maestra.Cuando recibí la carta de Dumbledore pidiéndome que enseñara Estudios Muggles, no pude resistirme y envié una respuesta casi de inmediato.

Encontré fácilmente mi camino a mi salón de clases, desempacando algunos de mis materiales didácticos. Tenía la sensación de que iba a tener un gran año.

Después de desempacar mi bolso, deambulé por los pasillos vacíos. Los estudiantes no llegarían hasta dentro de media hora y cada rincón de esta escuela trajo recuerdos enterrados.Pasé junto a la Bruja de un Ojo, mis pasos vacilaban.

"¡_____, ven aquí!" Llamó Sirius.

"¿Qué?" Pregunté, dando un paso cauteloso hacia él.

"¡Confía en mí!"

"Esa estatua me asusta", le informé a Sirius, pero di otro paso vacilante más cerca de él.Sirius envolvió sus brazos a mi alrededor de repente, obligándome a caminar con él.

"¡Sirius!" Grité de sorpresa.

"¡Vamos! ¡Cornamenta y Lunatico están esperando!" Dijo, riendo y arrastrándome hacia el pasadizo secreto detrás de la estatua.

Dejé escapar un suspiro de cariño mientras miraba la efigie. Eran los buenos viejos tiempos. Ojalá hubiera una manera de saber que estás en los buenos tiempos antes de que los dejes.Seguí caminando hasta que vi la enfermería, abriendo la puerta silenciosamente y entrando."¿Están bien chicos?" Pregunté, flotando cerca del final de la cama de Peter.

"Por supuesto que lo estamos", dijo Sirius, cruzando los brazos detrás de la cabeza.

"Sí, se necesitará mucho más que una molesta luna llena para deshacerse de nosotros. ¿No es así, Lunatico?" James preguntó con una sonrisa.

"Teniendo en cuenta nuestro historial, supongo que sí", respondió Remus.

"Relájate", dijo James.

"¡Sí, relájate, idiota!" Sirius dijo con una sonrisa, sentándose.

"¡Sr. Black, tenga cuidado con su lenguaje!" Madame Pomfrey lo regañó.

"Está bien, está bien", dijo con una sonrisa, acomodándose de nuevo en su cama.

Pasé los dedos por la cama que siempre ocupaba Remus, la que estaba en el rincón más alejado.Mirando el reloj, me di cuenta de que llegaría tarde si no me apresuraba a la ceremonia de selección. Corrí desde el ala del hospital hacia el Gran Comedor, deteniéndome en la gran ventana que daba al patio.

"No lo sé", dijo Remus, pasándose la mano por la cara. "Honestamente, no lo sé".