Había tantas veces donde quería pedirle al tiempo detenerse, que se detuviera y me permitiera sentir algo, sentir algún tipo de comfort o sentir que pertenecía, pedirle que no me desconectará como yo misma me podía desconectar de todo unos minutos.Pero la vida no funcionaba así, yo no controlaba la vida, ella me controlaba a mí como a una marioneta perfecta e impecable.Moviendo los hilos como si fuera una niña perdida en la oscuridad que necesitaba ser guiada por esas ataduras, pero había algo peor.Que yo no me negaba aquello, tal vez fuera una locura pero yo aprendi a no negarme a aquello.Podia torcerme o las cuerdas quemarme pero no me negaba ante ese control... como una marioneta perfecta.
La primera vez que me senti así fue en el segundo año de universidad, cuando fui de intercambio a una nueva escuela donde me permitirían tener más beneficios ante mi titulación.Ahi fue cuando lo conocí a el.
Sebastian Sarto
Tres años mayor que yo, había llegado ese mismo año a la universidad como intercambio de Nueva York aunque fuera nacido en Italia.La primera vez que lo conocí fue cuando llegó a la clase de Humanidades III, estaba tan concentrada en la canción que sonaba por mis audífonos que ni siquiera note su presencia hasta que enredo su dedo en uno de los cables de mis audífonos y jalo hasta hacerlo salir de mi oído, a primer momento creí que era un maestro por su porte tan maduro aunque su apariencia juvenil dijera algo más.No fue hasta que sonrió socarrón que confirme que no era más que un alumno -¿Puedo tomar este lugar?- pregunto con un acento impecable y asenti.Tome mi audífono y lo volví a colocar en su lugar mientras de reojo lo veía dejar sus cosas a mi lado y tomar asiento, cuando comenzó la lectura me quite los audífonos y los guarde para prestar atención con la vista al frente, intentando descifrar los garabatos que el profesor llamaba letra, no me sorprendió ver a un nuevo maestro, era normal tener sustitutos de vez en cuando.
-¿Entiendes algo?- pregunto el chico a mi lado -Algo asi- respondí de vuelta en un susurro mientras veía los apuntes sobre la Odisea, no el tema que esperaba en Humanidades III pero no podía quejarme.No dijo nada más pero sentí una mirada sobre mi y no me sorprendió voltear a verlo para que nuestras miradas se encontrarán -¿Se te perdió algo?- pregunte leve, no era por ser grosera, simplemente la sonrisa traviesa de un chico mayor y atractivo resultaba intimidante para mí en aquel momento donde apenas conocía lo que era convivir sin los filtros que mis padres ponían a mis conocidos.El negó con la cabeza la cual tenía recargada en su brazo y empujó un cuaderno lleno de apuntes impecables -Son las notas de la clase pasada, sin ellas no entenderás nada-.
No fue hasta aquel momento donde lei el título de las notas y sentí mi estómago revolverse -No es mi clase... me equivoqué de clase...- mi pánico era algo exagerado para alguien normal pero una sensación común para los que tienen calificaciones impecables en la escuela.Su sonrisa no se desvaneció y finalmente note que había estado sonriendo por que noto mi error -Literatura V, por tu edad debes de haber estado esperando la clase de la profesora Schutz, está dando una conferencia en otra universidad así que canceló su clase y el señor Odisea no quiso perder la oportunidad de hacernos sufrir con sus explicaciones de como la Odisea es el mejor escrito del mundo- me resumió la presencia de aquel maestro y solo la mire extrañada ante su forma tan natural de hablar sin conocerme.Mire al maestro, recordando a algunas amigas hablar de cómo era el maestro más estricto aparte del profesor de cálculo, no podia irme o interrumpir si quería seguir con vida -Tranquila, solo quédate a la clase, no es tan larga- expreso el chico a mi lado, suspiré bajo y lo mire de reojo, aún portaba la sonrisa pero ahora era más encantadora que burlona, mechones café cubriendo ligeramente sus ojos del mismo color -Gracias- dije cuando termine de analizarlo -Mi amabilidad tiene un precio... Dime tú nombre- alce una ceja, aunque su petición no fuera tan compleja -Adikia Roland- ofrecí mi mano para un saludo, y el me tomo desprevenida con tomarla para dejarle un beso -Sebastian Sarto-.
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El Devil's Night
Teen FictionEn la ciudad de Bordeaux, ubicada al suroeste de Francia.Existe un pequeño secreto, que se ha convertido en los últimos años la atracción principal para políticos, famosos y ricos... El Devil's Night. Adikia Roland, una joven inocente pero testaruda...