Viejos amigos | Remus Lupin | Merodeadores

1. Reencuentro

"You used to be a little kid with glasses in a twin-sized bed"

Meredith Padgett

1 de septiembre, 1971

—¡Remus Lupin! —grité al tiempo que corría a través del andén.

—¿Meredith? —preguntó él, su voz sonaba incrédula.

—¡Hace siglos que no te veo! —lo abracé con fuerza, me alegró darme cuenta de que me devolvió el gesto, un poco dubitativo— No creí encontrarte aquí.

—¿Por qué no? —su tono se había vuelto nervioso de repente.

—Bueno, después de que te mudaste, nunca respondiste mis cartas, sabía dónde estabas —no quería que sonara como un reproche, pero sí me dolía, solo ligeramente, ya habían pasado muchos años.

—Lo siento —se rascó la cabeza con la mano—. ¿Nos ponemos al día en el camino?

—De acuerdo —le sonreí con alegría, al menos conocía a alguien en ese mundo de gente nueva.

Ambos subimos al tren y nos sentamos en un compartimiento libre, uno frente al otro, del lado de la ventana; por suerte no había nadie más ahí.

—¿Y bien? —pregunté ansiosa.

—Tú primero —pidió él. Intenté no parecer desconcertada, no tenía mucho qué contar.

—Este verano me tocó estar con mamá —comencé—, entonces le toca la Navidad a papá —lo miré, Remus me observaba con total atención, y no pude evitar notar unas pequeñas marcas en su cara—. ¿Qué te ocurrió?

—Oh —se pasó la mano por las leves cicatrices—, nada, no importa —carraspeó, era evidente que no quería hablar sobre eso—, ¿eso es todo?

—Creo que sí —me encogí de hombros, no iba a obligarlo a hablar de algo que no quería, por más curiosidad que tuviera—. ¿Qué hay de ti?

—Bueno, yo...

Dos muchachos alegres abrieron la puerta y entraron empujándose entre sí, interrumpiendo a Remus. Los miré intentando alzar una ceja, pero no sé si logré hacerlo o solo tenía una mueca extraña en la cara.

—Ya no hay más lugares —explicó un muchacho de ojos grises y cabello negro, sentándose a mi lado. Su acompañante tomó lugar en frente de él—. Soy Sirius —saludó, ofreciéndome su mano; se la agité un poco indecisa.

—Meredith —respondí.

—Soy James Potter —dijo el otro, pasando sus brazos detrás de la cabeza y acomodándose en el espacio.

—Remus Lupin —sonaba un poco indeciso, pero se forzó a sonreír. Reí un poco ante su incomodidad.

—¿De dónde vienes, Remus Lupin? —preguntó Sirius, parecía reconocerlo de algún lado.

—Un poco lejos —se aclaró la garganta—, no creo que lo conozcan.

—Claro —el muchacho no parecía convencido, pero igualmente se giró hacia mí—. ¿Y tú...?

—Meredith —completé de nuevo—, mi padre vive en Londres, cerca del Ministerio, trabaja ahí.

Sirius se hizo un poco hacia atrás, casi repelido por mi respuesta.

—Conque en el Ministerio —me miró de arriba abajo, y me dieron ganas de darle un golpe—, no me dijiste tu apellido.

—Tú tampoco —contraataqué.