25. Sin tiempo

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"I'm a soldier who's returning half her weight"

Meredith Lupin

24 de junio, 1981

Cerré la puerta detrás de mí, lo que más extrañaría de aquel departamento era poder caminar directo al teléfono público de la esquina y entrar al ministerio. No pensé que llegaría aquel día, Remus y yo firmaríamos los papeles de nuestra nueva casa esa noche, estaba muy emocionada.

Cuando llegué a mi cubículo, aún no había mucha gente en el lugar. Marlene, Sirius y yo habíamos pedido el día libre, pero O'Kelly, en su eterno odio hacia nosotros, nos avisó a último minuto que quería nuestros reportes más recientes para ese día.

Me quité el abrigo para sentarme y noté un peso extraño en él; al inspeccionar los bolsillos me di cuenta de que mi cámara estaba ahí, seguramente la había olvidado de la última vez que la utilicé. Volví a guardarla, no quería perderla.

—Meredith —alcé la vista para encontrarme con Kendra frente a mí, parada en el marco de la puerta de mi cubículo.

—¿Kendra? —me puse de pie de inmediato, ella entró y se sentó en la silla libre frente al escritorio, volví a tomar asiento— ¿Está todo bien?

—Claro —respondió encogiéndose de hombros, una pequeña sonrisa apareció en su cara—. Solo vine a dejarte esto.

Sacó un paquete de su maletín y lo puso sobre el escritorio, no esperé a que me dijera su contenido, lo tomé y lo abrí de inmediato. Varias fotos se extendieron sobre la mesa, eran retratos míos de cuando era niña, sola y con mis padres, a veces solo con mamá y otras solo con Thomas.

—Mira la última —indicó Kendra, por un segundo había olvidado que estaba ahí. Le hice caso, sacando el último papel, descubriendo una fotografía mía y de Remus en el jardín durante una de nuestras reuniones de juegos, antes de que se mudara. Sonreí, era un lindo recuerdo—. Las encontré en una caja en el ático, creí que te gustaría tenerlas.

—Gracias, Kendra —respondí, aun feliz de recordar aquellos lindos momentos. Reuní las fotografías y las guardé en un cajón, ya tendría tiempo de analizarlas después. Alcé la vista a mi interlocutora—. Remus y yo firmaremos los papeles para comprar una casa esta noche —dije, ella me sonrió, pero no la dejé responder—; me encantaría que vinieras a cenar con nosotros, tal vez la próxima semana.

—Me encantaría, Meredith —Kendra asintió con la cabeza y se puso de pie—. Nos vemos después, entonces.

—Nos vemos —respondí, ella cerró la puerta detrás de sí e intenté volver a concentrarme.

Tardé un poco más de lo que esperaba en el trabajo, pero por fin envié el famoso reporte, quería irme antes de que O'Kelly pudiese interceptarme y pedirme por milésima vez que lo cambiara todo porque no le agradaba mi forma de escribir.

Caminé rápidamente por aquellos familiares y lúgubres pasillos hasta llegar al lobby, donde había quedado de encontrarme con Marlene. Estaba casi vacío, me pareció extraño que no hubiese mucho movimiento en el ministerio.

—¡Padgy! —Sirius se acercó rápidamente hasta mí— ¿Dónde estabas?

—Justo aquí —respondí sonriéndole, apreté su cachete con una mano y él hizo una mueca—. ¿Ya terminaste?

—Claro que terminé, como si no me conocieras —dijo él acomodándose el saco, le di un ligero golpe en el hombro y Sirius sonrió, revolviéndome el cabello—, ¿dónde está McKinnon?

—No lo sé —me encogí de hombros—, seguramente sigue con el reporte, sabes que los odia.

—Si Cornamenta estuviera aquí, competirían por quién tarda más en escribir —comentó él con una sonrisa nostálgica.

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