3. Hombres lobo

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"And then you wondered where it went to as I reached for you, but all I felt was shame"


Meredith Padgett

2 de septiembre, 1973

Me sentía culpable. Me daba miedo ver a Remus y notar sus ojos decepcionados sobre mí. Le había prometido que nos veríamos durante el verano, pero no pude ni siquiera enviarle una carta. Mi madre no había querido prestarme su lechuza, y la poca correspondencia que recibí de mi amigo no duró lo suficiente, era obvio que se había hartado de no obtener respuesta.

Suspiré mientras caminaba hasta el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, sabía que la compartiríamos con los Gryffindor, y después de hacer todo lo posible por evitarlo en el tren, ya no tenía escapatoria.

Apreté los labios al notar Cristina ya había tomado asiento junto a Amy, pero al menos Remus estaba sentado hasta el frente a un lado de Peter, por lo que no me vio entrar.

Me senté rápidamente junto a una pelirroja sin ver su cara.

—Hola —me saludó—, soy Lily.

—Meredith —respondí, sin quitar los ojos de la nuca de Lupin. Se había cortado el cabello, ya no se veía despeinado, sino más bien, lindo.

La profesora Margaret Shepherd entró al aula, y moví mi mirada hacia ella. Nos dedicó una sonrisa.

—Comenzaremos con una de mis lecciones favoritas —anunció—. Todos de pie, vamos a nuestra segunda aula.

Y hasta ahí quedó mi fabulosa cubierta. Remus se levantó y nuestros ojos se encontraron, pero no pude sostenerle la mirada. En cuanto se puso de pie noté que había crecido varios centímetros, ya era definitivamente más alto que yo, incluso un poco más que James y Sirius. Peter, sin embargo, seguía algo más bajo que ellos.

Salí rápidamente y me refugié entre Amy y Cristina. Ambas me miraron con confusión

—¿Evitando a Lupin? —preguntó la primera. Asentí con la cabeza— Eso es nuevo.

—Shhhh —la callé. Shepherd se puso de pie frente a un armario que se movía. Claro, un boggart, qué conveniente.

Comenzó la explicación, pero no pude ponerle demasiada atención, sobre todo porque era un tema del que ya había leído antes. Aunque claro, leer sobre los boggarts y el encantamiento riddikulus no tenía nada qué ver con enfrentar uno de verdad.

—¿Listos? —preguntó con una sonrisa. No esperó respuesta de nadie— Formen una fila.

James Potter se puso al inicio. Presumido. No alcancé a ver su boggart, ni el de los demás, no quería asomarme por si Remus me veía. Además, a quién le importaba en qué se transformaba el boggart de los otros, solo ellos podrían entenderlo de todas formas.

Mi turno llegó y tragué saliva. A qué le temía en realidad. No me gustaban los insectos, pero tampoco me paralizaban como a Cristina. No temía a los animales, no me asustaba ninguna persona, ni si quiera mi padre, él era más bien algo molesto.

Frente a mí, el boggart que antes era una rata más grande de lo habitual se transformó en algo que definitivamente no esperaba. Era yo misma, e intentaba llamar la atención de Remus, pero él no se molestaba en mirarme, como si no pudiera verme, a pesar de mis esfuerzos.

Sentí como el rubor subía por mi rostro, no cabía duda, mis mejillas estaban más rojas que la corbata de Lupin. Quise levantar mi varita, pero mis brazos no reaccionaban. Escuché las risas detrás de mí. Por supuesto, era algo bastante ridículo.

Viejos amigos | Remus Lupin | MerodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora