Las lágrimas de la luna

Me moja la cabeza
mientras sus lágrimas caen,
ella está sufriendo
y no hay nada que lo pare.
La envuelve un oscuro profundo,
un negro azulado atrapante
que llena todos sus poros,
dejándola más resaltante.
"No hay luz sin oscuridad",
ése siempre será su lema,
pero ya está cansada de brillar
cuando ni siquiera es su tema.
La luz es compartida,
siempre la toma prestada.
Las estrellas se burlan de ella;
sin el Sol, ella es nada.
Siempre llora en el cielo,
porque no tiene elección.
La dejan de lado en la oscuridad,
rompiéndole el corazón.
Las fugaces quieren ayudarla,
pero no logran dar consuelo,
ni siquiera puede sufrir bien;
no tiene permitido caer al suelo.
Llora todos los días
y moja distintos lugares,
tanto ha llorado
que ha creado nuestros mares.
Ella quiere brillar sola,
pero el Sol se burla de ella.
"Tú dependes de mí,
no hay otra manera."
Trata de robar protagonismo,
y a veces el Sol se apiada,
la deja llorar de día,
pero ella siempre está apagada.
Tiene cráteres de las heridas
que las estrellas le han hecho,
tirándole piedras al burlarse,
dejando su corazón incompleto.
Ya no uso paraguas,
porque sus lágrimas me demuestran
que el dolor es necesario
para brillar de la más hermosa manera.
A veces se le ve de día,
opacando al Sol a medias,
y sonrío cuando la veo,
porque ella sonríe de vuelta.
Ahora no llora tanto,
menos cuando es de día,
necesita mostrarle al Sol
que siempre podrá y podría.
Extraño sus lágrimas,
pero estoy feliz ahora,
aunque me hace falta agua,
ahora no es tan incolora.
Pero ella también me quiere,
y por lo general me ayuda
cada vez que llueven
las lágrimas de la Luna.