Madera tallada a mano

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Cristales que estallan
como muy fino cristal,
pedazos caen en el abismo alfombrado,
siguen cortando, sin matar.
El rocío se ha mezclado
con ese tronco oscuro,
y ahora, como siempre
sus estrellas procuro.
Caricias suaves como viento,
consoladoras como brisa,
heridas sanan un poco
con su polvo de bella vista.
Estatua sin estructura
con sus dos rojas canicas,
eleva hacia las nubes
sus plegarias finas.
Basural repartido
con esmeralda perdida,
recuerdos inolvidables
cargados de polvorina.
Hilo café largo
con hebras desentrelazadas,
ha venido a coserlo.
Dejar más desarmadas
puede que logre,
pero sin saber lo intenta,
no encuentra los pedazos,
entonces los renueva.
Precedentes prohibidos,
inalcanzables cascarados,
ruedas del destino
preferibles no haber girado.
Goma impenetrable
que nadie puede romper,
cables poco útiles
que han decidido no responder.
Ramas descerebradas,
inútiles y estorbantes,
rompen reglas y leyes,
rompen los diamantes.
Montaña rusa sin rumbo,
a veces atascada,
sus vueltas duelen cabeza,
pero a veces encuentra cascadas.
Decidible por externos,
cambia de dirección sin prisa,
suaves telas amortiguan
la calle para nada lisa.
Trenza desarmada ahora,
traición poco viable,
opciones no existían,
pero tratan de taparlo con aire.
Ayuda poco las arrugas,
cicatrices no controladas,
donde la sangre no ha salido,
entonces no sirve de nada.
Animal salvaje y maldito,
camino que has tomado,
incluso con las razones,
las estrellas han explotado.
Despedida por una línea,
tijera maldita cuadra,
las suaves hebras cafés
ahora sirven de poco y nada.
Petrificado sin vida,
corroída alma oxidada,
gotas que con nombre se detienen
tratando de sobrevivir con nada.
Tristeza causada por mil,
millones de ocasiones aludes,
cientos de culpables,
y todos de ellos impunes.

Las lágrimas de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora