Donde Minho jura ser heterosexual y Seungmin intenta de todo para llevarlo a la cama. Pero... ¿Qué sucede cuando esté termina enamorándose y al lindo rubio no le interesa corresponderle?
Kim Seungmin era libre, no era de nadie y nunca lo sería, ¿o...
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—¿Qué creen que están haciendo?—preguntó el oficial mientras los apuntaba con la linterna, debido a qué Minho le empujó, el rostro de Seungmin fue estampado contra la arena y el pobre no tuvo de otra qué limpiarse rápidamente.
—¡Oye, no seas un idiota!—le gritó con enojo mientras se quitaba el último rastro de arena que le quedaba.
—Seungmin, no es momento—contestó por lo bajo.
—Lo qué estaban haciendo hace un momento está completamente prohibido—les regaño el oficial—Voy a tener que llevarlos conmigo.
Seungmin no pudo evitarse reírse ante aquello, era un situación un tanto vergonzosa y eso le causaba gracia, pero al parecer a Minho no, era obvio por la cara de pocos amigos con la que lo veía.
—Oficial, no me gustaría ir a prisión—hizo un puchero—Perdoné a mi novio, hoy es nuestro aniversario y suele ponerse muy cachondo.
—¿¡Qué?!—preguntó Minho con el ceño fruncido.
—Entiendo, pero lo qué hicieron es ilegal—contestó el oficial con los brazos cruzados.
—Lo siento tanto—fingió sentir arrepentimiento—No volverá a suceder.
«Si piensas qué con eso ya nos salvamos, estás equivocado» pensó Minho.
—Por favor, oficial—lo miró con la carita de inocente—No quiero pasar mi noche de aniversario en prisión...
El hombre se les quedó viendo por unos segundos, sintió compasión y aceptó.
—Bien, pero váyanse ahora mismo.
—¡Claro!—respondió el rubio con una sonrisa y se levantó, mientras tanto, Minho quedó aún más sorprendido ante su habilidad de convencer.
El oficial se dio la vuelta para marcharse, ellos se mantuvieron en silencio hasta que desapareció. Entonces, Seungmin estalló a carcajadas.
—¿Qué es tan gracioso?—preguntó de mal humor.
—Dios, ¿no fue tan idiota?—se burló del oficial—Ni siquiera vio la botella de alcohol y lo convencí con tan solo una miradita de tristeza.
Minho negó con la cabeza, ¿cómo podía estarse riendo cuando estaban a punto de ir a prisión?
—¡Ay, relájate, amargado!—rodó los ojos—Agradece que te salvé.
—Te recuerdo qué fue tu idea—contestó mientras caminaban hacía la salida.
—Si, pero tú aceptaste—se encogió de hombros—Además, estaban disfrutándolo, si no fuese por ese hombre, te hubieses corrido en mi bo...
—¡Seungmin, basta!—le gritó con enojo y el rubio pegó un brinco del susto.
Ambos se quedaron en silencio por unos segundos y cuando Minho le entregó el casco, Seungmin se lo estampó en el pecho con enojo.
