Capítulo 1: El primer día

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La universidad de Luna Brillante es de los colegios más reconocidos en el país, es un colegio de tiempo completo, ya que los estudiantes viven ahí, tienen sus propias habitaciones que se comparten entre dos personas. 

Adora Weaver de 19 años empieza su nuevo año en la universidad en la carrera de finanzas porque sueña con ser una excelente cabecera en la empresa de su familia, ella es comprometida, recta y responsable. Muchos por ahí la llaman "Doña Perfecta", tiene toda su vida prácticamente hecha. Adora va al colegio junto con su prima Glimmer, ellas siempre han sido muy unidas y su lazo se reforzó aún más desde que el padre de Adora murió a causa de una enfermedad, así que su tío Micah se convirtió como un segundo padre para ella y su tía Ángela se volvió también más cercana, ya que su madre Shadow se volvió una persona distante.

-¿Acaso no estás emocionada de volver a la universidad?- preguntó con entusiasmo Glimmer a Adora.

-Por supuesto, un año más y así también un año menos para terminar la carrera.- respondió Adora sin apartar la vista del papel con los datos para su nueva habitación. -No sé porque no puedo tener una habitación para mi sola.- dijo con disgusto.

-Bueno Adora somos muchos estudiantes, es imposible que cada quién tenga su propia habitación.- comentó Glimmer.

-Pero al menos deberían darnos la libertad de escoger a nuestros compañeros. Nunca sabes con quién te vas a topar, puede convertirse en una distracción para mis planes.

-Adora por favor, no seas tan ex...- empezó a decir pero fue interrumpida por un chico.

Era un chico bastante más alto que ella, de cabello castaño y tez morena, se le notaba confundido.

-Disculpen chicas me acabo de transferir a esta universidad y ando perdido. No sé a donde exactamente ir para encontrar mi piso, ¿me podrían ayudar?- dijo enseñando su papel con la ubicación para su habitación.

La pelirosa enseguida le cogió su hoja para ver la dirección a seguir.

-Sí, tu habitación queda hacía este lado.- señaló la pelirosa hacia el lado derecho. -Si gustas puedo acompañarte, no tengo prisa por llegar a mi habitación.- aclaró.

Adora la miró con ternura, era bastante notable que a su prima le había gustado aquel chico y pudo notar que al chico no le disgustaba Glimmer, incluso podía jurar que se sonrojó un leve cuando la pelirosa se ofreció a llevarlo. Glimmer se despidió de Adora y se fue junto con aquel chico.

Adora siguió su camino para su habitación, aunque la universidad era demasiado grande ella ya la conocía bastante bien, lo cual era sorprendente para ser una estudiante de segundo año y esto era para no perderse y siempre llegar a tiempo a sus clases.

Al llegar a su edificio subió por las escaleras en busca de su piso, durante el camino saludó a unos cuantos de sus amigos como a Perfuma, Kyle, Lonnie, y a Mermista que estaba muy cariñosa con Sea Hawk.

Por fin llegó a su habitación marcada con el número 101. Abrió la puerta, caminó el pequeño pasillo para llegar a la sala principal, dejó caer sus maletas en un pequeño sofá y se percató que no estaba sola al lado de una de las dos camas estaba un chica de espaldas con el cabello algo alborotado y tez canela. Aquella chica no se había percatado de la presencia de la rubia pues tenía puestos unos audífonos con una forma de orejas de gato, a Adora le pareció bastante curioso pues en combinación con su melena si parecía un felino. 

La rubia no se pronunció y decidió concentrarse en desempacar todas sus cosas. Después de un par de minutos la desconocida se quitó los audífonos y se dio la media vuelta y fue entonces que notó la presencia de la rubia.

-Hey, hola.- saludó amablemente.

-Hola.- respondió en seco Adora sin levantar la vista.

La desconocida se quedó confundida, ella había sido amable y espera recibir algo parecido.

-Ahhh, ¿y tú eres...?- preguntó la morena.

Adora se levantó enseguida y sus ojos azules se cruzaron con los ojos de aquella desconocida y vaya sorpresa se llevó, pues no era una mirada como cualquier otra, ella tenía dos mundos en su mirada. La desconocida tenía un ojo de un color diferente, uno era amarillo y el otro era azul. Adora volvió en sí enseguida para poder decir lo que tenía que decir.

-Bien, pongamos las reglas del juego sobre la mesa...- empezó. -Tú no te meterás con mis cosas y yo no me meteré con las tuyas.

La desconocida la miró de manera incrédula, quería pensar que la rubia le estaba haciendo una broma pero el tono de su voz de pronto le hizo saber que no era así.

Adora miró a un lado de la otra chica y notó una guitarra y lo que parecía ser una consola de videojuegos. -Yo aprecio mucho el silencio y espero ese no sea un problema para ti y tus gustos. Sólo quiero estar en paz cuando esté estudiando, haciendo mi tarea o descansando.- explicó.

La morena aún más desconcertada por la actitud de la rubia que la dejó sin palabras, no sabía exactamente como actuar o que decir, nunca antes había conocida a una persona tan autoritaria para llegar a un lugar sólo a implementar reglas. A la chica le daba altisonancia, pues para ella la rubia era muy bonita para tener una actitud tan contraria a los que percibía de ella.

Adora apartó su mirada de la de la desconocida, sentía una sensación extraña pero hasta cierto punto agradable. Hubo un momento de silencio hasta que ella volvió a hablar.

-Ah y una cosa más, entre menos palabras crucemos será mejor. No es necesario al menos que sea algo muy importante.- dijo y volvió su atención a sus cosas.

La desconocida seguía con los ojos abiertos de la impresión con la actitud tan amarga de la rubia, pero ella decidió que la mejor manera de llevar la fiesta en paz era tener el menor de los contactos.




Aún no es el final [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora