Capítulo 35: Recuerdos

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-Aquí están todas las pertenencias de la señorita Adora- informaba Rogelio a la señora Weaver.

-Espero que no hayas traído algo que una a mi hija con esa chica- dijo fríamente Shadow.

-No se preocupe, yo me encargué que no fuera así. Si me permite iré a dejarle sus cosas a la señorita.

Rogelio con ayuda de los otros hombres subieran las cajas por las escaleras hasta llegar a la habitación de la rubia, sin embargo al estar la puerta cerrada con llave Shadow Weaver subió con ellos para abrirles ya que también debía darle un anuncio a su hija.

Al abrir la puerta Adora se encontraba sentada en la cama mientras se distraía escribiendo rayones en una libreta.

-Aquí están todas tus cosas. Ya no hay nada tuyo en Luna Brillante- informaba Shadow -También quería informarte que hablé con tu nueva universidad "La Horda", por tus buenas calificaciones podrás acabar el año sin problemas. Además que me he informado y las reglas ahí son muchísimo más estrictas, también que he hablado para que tengas tu propia habitación. ¿Así lo habrías querido desde un inicio, no?... De nada cariño- se dio la media vuelta y antes de salir de la habitación -Ah, y otra cosa más, Hardin está en camino y te pido que seas muy linda con él después del trago amargo que le hiciste pasar- dijo eso último y re retiró.

Adora apenas y la miró, sabía que esto iba a pasar, era inevitable. Su madre de ninguna manera la dejaría volver a Luna Brillante. Continuo cabizbaja mirando su libreta llena de rayones sin sentido, igual que su vida en esos momentos.

-Señorita Adora- habló con cautela Rogelio -Esto es de usted- le entregó la pequeña cajita.

-¿Mio?- preguntó extrañada pero al abrirla el color le regresó. Estaban las notas que Catra le había dado, además de estar el pequeño gato de peluche -Muchas gracias Rogelio, pero, ¿como es que mi madre no se dio cuenta?

-Sólo tuve que decirle una pequeña mentira. Aún así ten cuidado, no debe encontrarla- le sugirió y después se fue.

Al retirarse, Adora sacó de la caja las notas, volviéndolas a leer y parecía que ahora aquellas palabras tenían un mayor impacto en ella que la primera vez. Era como si pudiera escuchar la voz de Catra recitando cada oración y eso le provoca un sentimiento de tristeza al saber que nunca volvería a escucharla. Miró ahora a Melog y al tocarlo se transportó a aquel día, en la noche más precisamente. Aquella noche fría y llena de relámpagos donde después de tanto tiempo Catra le confesaba que le gustaba, para después darse su primer beso. En ese momento todo estaba lleno de color pero ahora, todo era gris.

Pasó alrededor de una hora cuando la puerta de la habitación de la chica se abrió nuevamente y entraba Hardin. Observando como Adora estaba acostada dando la espalda a la puerta.

-Hola Adora- se anunció.

Al escucharlo, la rubia enseguida guardó a Melog en la cajita que la había dejado en el suelo y la empujó para que esta quedase debajo de la cama fuera de la vista de todos. 

-Ho-ola Hardin- se incorporó.

Hardin se acercó a la cama y sentó con ella mientras le entregaba un pequeña flor blanca -Ten, me gustó mucho y pensé que a ti también podría gustarte.

Adora la aceptó tratando de verse emocionada pero sabía que no estaba haciendo un buen trabajo -Gracias, creo que es lo más cercano al exterior con lo que podré convivir- suspiró.

-Vamos, estoy seguro que tu madre pronto te levantará el castigo. Incluso podría hablar con ella y así conseguir que salgamos al cine o a cenar, lo que tu gustes- decía mientras se acercaba y trataba de juntar su mano con la suya.

-Hardin...- interrumpió Adora y quitó su mano -Quiero que te quede muy claro una cosa. Todo lo que dije y todo lo que escuchaste es cierto. Yo me enamoré de una mujer, de Catra. Así que creo que lo mejor para ambos es seguir así, como siempre ha sido, amigos.

En el interior de Hardin la sangre le comenzaba a hervir del coraje, no podía concebir la idea de que Adora se haya enamorado de una chica que no tiene mucho de tiempo de conocer y que a él lo siguiera viendo como un amigo. Sabía que no podía mostrar esa faceta de enojo con ella, debía tranquilizarse.

-Siempre lo he entendido, no hay motivos para que ahora sea diferente. Pero sabes que siempre voy a estar cerca de ti, como tú lo dijiste, somos amigos y para eso están los amigos- sonrió hipócritamente.

Ambos siguieron platicando de cosas triviales por un buen rato, hasta que Hardin anunció que debía irse porque tenía algunos pendientes. Adora lo despidió y Hardin bajó las escaleras y en el camino se encontró con Shadow.

-¿Cómo ves a mi hija?- preguntó.

-Hmm... con todo respeto, sigue diciendo las mimas tonterías que ayer- respondió Hardin con un tono evidente de molestia, molestia que compartió Shadow al escucharlo.

-Hardin, ella necesita tiempo para quitarse esas ideas locas de la cabeza. Estoy segura que tú serás una pieza clave para que eso suceda. Así que te pido, te suplico que no dejes de insistir. Además que yo siempre estaré de tu lado, desde pequeños he sabido que ustedes dos terminaran juntos. Es que sólo piénsalo, Weaver y Hordak, dos de los apellidos con mejor renombre en nuestros tiempo. No es ninguna locura pensar que se unirán- hablaba con suma emoción Shadow.

-Ojalá Adora también lo viera de esa manera. Aún no me creo que haya estado enamo...

-No, no lo digas- lo interrumpió la mujer -Sólo es una mala faceta de mi hija, ya verás que todo se acomodará. Eres un buen chico, siempre tan amable y atento con ella, paciencia, es cuestión de tiempo.

Hardin asintió con la cabeza. Al salir de la mansión Weaver y subirse a su auto cogió su celular y marcó un numero que no tenía registrado en sus contacto.

-Hola- contestó una voz femenina del otro lado de la línea.

-Tenemos que hablar, aún hay trabajo por hacer. Te veo dónde la otra vez...- colgó.

Aún no es el final [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora