- Eres tan linda... -dijo Mikey.
- No soy linda, eres tú el que me ve de esa manera. -contesté.
-Tú, eres linda, la más linda de todas.
●><●
☆ Los personajes pertenecen al creador de Tokyo Revengers, menos la protagonista y los demás personajes no...
Desde que vino Yumeko no he hablado con ella, solo Hina a tenido "un poco de conversación" con ella.
Como otro día desde que vino estoy en la salida de su instituto esperándola.
Todos los demás días ha salido del instituto seria y lo único que me decía era "adios". Alguna que otra vez decía mi nombre.
Como otro día de la semana, ella estaba saliendo sola, a unos metros por delante de ella estaba Hina, Takemichi y los amigos de Takemichi.
- adios Mi- -la interrumpí.
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La cargué en mis brazos lo que la tomó por sorpresa.
- ¡ya no quiero más adios! -dije enojado.- ahora te quedas conmigo.
- Mikey bájame -dijo bajito para que yo sólo escuchara.
Todas las personas a nuestro alrededor nos miraban.
- no quiero! -hice un puchero de enojo.- ¡te vas a quedar conmigo!
- Mikey... -dijo mientras un color carmesí subía por sus mejillas.- bájame
- No! Hoy eres mía y no te voy a dejar que te vayas.
Ella abrió los ojos más de lo normal y se puso roja como un tomate. Con ambas manos se tapo la cara para ocultar su sonrojo.
Empecé ha andar con ella en brazos, varias personas murmuraban a nuestro alrededor. Podía ser por dos razones: 1. Por la forma en la que la cargaba. 2. Porque me reconocen.
Después de un rato el sonrojo de Yumeko desapareció un poco y habló.
- M-mikey, p-podrias bajarme, peso m-mucho -lo último lo dijo muy bajito pero lo conseguí escuchar.
- si te bajo te vas a ir corriendo... y no pesas mucho, pesas más que Emma pero puedo soportarlo.
- ¡Manjiro! -me regañó. Se volvió a tapar la cara con sus manos por la vergüenza.
Se me hizo extraño que me llamara por mi nombre de pila, pero no le tomé importancia.
- bájame, te prometo que no me iré corriendo.
- No! -negué.
- venga... te lo prometo. -puso su dedo índice para hacer la promesa.
- bueno -entrelacé su dedo con el mío, y la bajé.
- bueno... -se puso bien la falda. Hizo una sonrisa traviesa.- ¡a ver si me pillas, cara de morcilla! -empezó a correr.
- Tramposa! -hice berrinche y luego empecé a correr detrás de ella.
