Two

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Como era de esperarse, ellos estaban discutiendo por alguna cosa equis, pero al darse cuenta de mi presencia, giraron sus cabezas como si fueran la niña del "Exorcista" y rápidamente se abrazaron

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Como era de esperarse, ellos estaban discutiendo por alguna cosa equis, pero al darse cuenta de mi presencia, giraron sus cabezas como si fueran la niña del "Exorcista" y rápidamente se abrazaron.

—¡Ha-Hanabi-chan! Demoraste menos de lo que creíamos.

—No puedes echarme de mi propia casa, enana.

Sonreí con inocencia y los tomé de una de sus orejas. Ellos soltaron un quejido.

—Quiero tranquilidad en mi santuario, o sea mi habitación.

—Pero tú también discu... —Mikey se calló cuando golpeé su rostro con la almohada. Él abrió su boca de forma dramática.

—Mikey —masculló Ken—, no la hagas enojar. En sus días es un verdadero mon... —un golpe llegó a la nuca de Draken, quien se quejó.

—A dormir. —me apoyé en la cama para sacar mi manta preferida.

—¡Pero es muy temprano! —alegó Mikey sobando su mejilla.

—¡Por eso no creces! —chillé—. Todos tenemos colegio mañana y que ustedes se vayan de aquí a las ocho y media cuando las clases ya comenzaron no es cosa mía. Me gusta llegar puntual al lugar que sea.

—Ah —Mikey se inclinó hacia mí—, hueles muy bien.

—¡Aléjate! —lo lancé lejos de mí.

—¿Por qué? Duerme conmigo, quiero tener tu loción pegada a mi ropa.

—Ni se te ocurra dormir con mi hermana, enano. —Kenchin sacó su lado protector—. No aceptaría algo entre ustedes dos porque mis ojos no pueden mirarlos de otra forma.

Mikey y yo estallamos en carcajadas.

—¡¿Mi-Mikey y yo?! ¡¿Juntos?!

—¡Jamás!

Estábamos abrazados riéndonos a lo que más podíamos.

—¡Ya, basta! —gritó mi hermano. Ambos lo miramos quedándonos callados, pero su expresión nos dio más risa por lo que estallamos en carcajadas otra vez—. ¡Ustedes...!

—Ya Kenchin —habló Mikey más tranquilo—, a Hanabi-chan la veo como una hermana —dijo pasando un brazo por mis hombros y dejando un fugaz beso en mi mejilla—, no tienes que preocuparte por mí. Yo me preocuparía de otra persona.

—¿Eh? —esta vez Ken y yo éramos los confundidos.

Manjiro tapó su boca con ambas manos, como si lo que acababa de decir nunca debió salir de sus labios. A la velocidad de la luz, el rubio ya no estaba en mi habitación, ni siquiera Ken pudo alcanzarlo y preguntarle a quién se refería. Con un pesado bostezo, me puse de pie y me dirigí a la puerta.

—Iré a tu habitación.

—Claro, yo iré en unos minutos. Hablaré con esa rata primero.

Sonreí con una expresión de cansancio y caminé a la habitación de mi hermano escuchando algunos ruidos provenientes de algunas habitaciones. Me tiré a la cama tapándome con las sábanas hasta la cabeza. Mi cuerpo enseguida tuvo un escalofrío y me puse en posición fetal cerrando mis ojos. Lo que Mikey dijo llegó a mi cabeza, ¿Por quién debíamos preocuparnos? Yo conocía a todos en Tōman pero, ¿Y si era alguien del colegio al que vamos juntos? Un suspiro escapó de mis labios.

Bumblebee || Mitsuya TakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora