Seven

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-¿Hanabi?

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-¿Hanabi?

Volteé hacia la calle para ver a Baji, quien se había detenido a un lado de la vereda con su moto.

-¡Hola! -sonreí-. Hace tiempo que no te veía, ¿Has estado bien?

Me acerqué un poco más a él para no interrumpir a las personas que pasaban por esta calle.

-Sí, ¿Y tú?

-Bien, gracias. Con muchas cosas por hacer. -suspiré-. Estás más alto cada día.

-Obviamente. ¡Por fin soy más alto que tú! -se burló, sonriendo y mostrando sus caninos.

-Ya... ¿Qué tienen con eso? A inicios de año todos me decían "ya verás, Hanabi, todos este año seremos más altos que tú". Y los únicos que no crecieron nada fueron Manjiro y Mitsuya.

-La vida es una competencia. Además, si eres más alta que yo, no podré tomarte en brazos cuando algo te suceda.

-Baji, eres muy dulce. Deberías tener una novia.

-Ni hablar, Hanabi. No estoy hecho para esas cosas.

-Eso dices ahora, pero cuando encuentres a tu chica, esa mentalidad va a cambiar. -toqué su nariz con mi dedo índice y sonreí. Él se quejó-. Oye, ahora que estás aquí y tienes moto, ¿Me llevas a mi casa? -él asintió.

-¿Ya terminaste ese curso de no sé qué? -preguntó mientras ponía un casco sobre mi cabeza.

-Recién salí. -le señalé tras de mí la academia-. La clase de hoy fue pura teoría, nada de práctica. Y es curso de maquillaje.

-Supongo que estás practicando peinados para que utilices mi cabello.

-¿Me dejarás ser mi conejillo de indias? -lo tomé por la cintura y me incliné para mirarlo con ojos brillantes.

-Ajá. A ti es difícil decirte que no.

Sonreí y Baji se puso en marcha hacia mi casa. Me gustaba andar en moto, ya que muchas veces mi hermano me sacaba a pasear o cuando teníamos que ir a casa de tal amigo también utilizábamos ese transporte. Mikey también me ha llevado en su moto, incluso me ha sacado en plena madrugada porque según él era la forma de demostrarme su cariño. Lo conocía y sabía que tratar con él era difícil y tampoco era muy demostrativo con sus emociones.

-Llegamos. Hoy estás media distraída.

-Supongo. -me bajé y le pasé el casco-. Muchas gracias por tomarte la molestia de traerme.

-Tranquila, no es una molestia. Cuídate.

-Claro, gracias. Maneja con cuidado.

Keisuke se fue y yo entré al burdel para ir directamente a mi habitación. Me sentía agotada y lo único que quería era dormir hasta el lunes, pues hoy era viernes y agradecida estaba. Sin embargo, al entrar a mi cuarto me encontré con Sano y Ken tirados en mi cama. Mikey tenía un sujetador negro sobre su cabeza simulando orejas y Ken estaba con un lienzo pintando no sé qué cosa. Solté un suspiro.

-¿Qué hacen?

-¡¡Hanabi-chan, mira, tengo orejas!!

-Con mayor razón pareces un ratón, Mikey. -le quité el sujetador y lo guardé en el cajón correspondiente-. Salgan, quiero dormir, hoy estoy muy agotada.

-Lo siento.

No dije nada. Los amaba a los dos, pero muchas veces me consumían demasiadas energías. Me tiré en mi cama apenas ellos se movieron de allí y abracé mi almohada.

-Uh, Hanabi-chan... -Mikey comenzó a hablar.

-Déjenme.

-¿Sigue en sus días?

-Parece que sí.

-Déjame con ella.

-¿Ah? No.

-¿Por qué? No le haré nada, solamente quiero conversar con ella.

-Está bien.

Escuché la puerta cerrarse y luego un peso a un lado de mi cama. La mano de Sano se posó en mi espalda, por lo que sentí un escalofrío.

-Perdón, creo que muchas veces soy un pesado contigo.

-Sí, pero yo también.

-Y eso es porque yo te altero mucho, así que perdón por eso.

Me senté, abrazando mis piernas.

-Estoy cansada, eso es todo.

-Deberías relajarte un poco del colegio y esas cosas. Por eso a veces te involucramos en nuestras aventuras o yo te saco a pasear en plena madrugada. -lo miré y él sonrió-. Kenchin y yo nos preocupamos por tu salud mental, no queremos que tengas un colapso.

-Pero...

-Nosotros nos damos cuenta de cosas que tú no, Hanabi-chan. -me interrumpió-. No intentes llevarme la contraria.

Suspiré-. Está bien, no diré nada. Sin embargo, quiero preguntarte algo.

-Claro.

-¿Por qué te preocupas tanto por mí? -lo miré fijamente.

-Me importas. -me tomó con suavidad del mentón y yo comencé a ponerme nerviosa de lo cerca que estábamos de un momento a otro. Sus ojos entrecerrados se veían tan atractivos.

-Mikey... -susurré. Maldición, nunca había visto de esta forma a Sano y mierda que resultaba atractivo.

-Hanabi. -habló, su aliento acarició mi rostro provocándome un leve cosquilleo. ¡¿Por qué demoraba tanto en besarme?!

-¿Uh? -rogaba a los dioses de que mi hermano no irrumpiera a mi habitación.

-Tienes... una pestaña en tu mejilla.

Se alejó de mí y me mostró la pestaña. Parpadeé. Mis mejillas comenzaron a ponerse calientes y quería llorar de la vergüenza. Me puse de pie, pasando de él y dándole la espalda. ¡Maldición, pensé que me besaría!

-Fuera.

-¿Uh, por qué? -no lo quería ni mirar.

Maldito...

-Porque sí. Te quiero fuera de aquí ahora.

-¿Pensaste que te iba a besar?

-¡F-fuera! -lo miré, tenía una expresión entre confundida y burlona-. ¡¿Cómo iba a pensar eso?!

-Soy un hombre.

-Ya, pero no vives en mis pensamientos, idiota.

Él terminó riendo y se puso de pie estirando su cuerpo. Puso sus manos en mis hombros y alzó su barbilla para sonreírme.

-Te quiero mucho, Hanabi-chan, de verdad, pero jamás traicionaría a un amigo.

-¿De qué hablas? La otra vez dijiste algo similar y luego arrancaste al baño. -alcé una ceja. El momento incómodo para mí ya había pasado.

-No puedo decirlo. Vas a tener que descubrirlo sola. -sonrió cerrando sus ojos-. No niego que también tenía ganas de besarte.

Sentí que me temblaron las piernas. Por lo que rápidamente lo alejé de mí para evitar seguir sintiéndome así de nerviosa.

-¡¿P-por qué eres tan directo?!

-Ventajas de ser líder de una pandilla.

-No. Muchas veces tienes que cuidar lo que dices, Mikey. -le aconsejé-. Las palabras muchas veces duelen más que un golpe.

Mikey no me dijo nada. Así que, simplemente me dio un rápido beso en la mejilla poniéndose en puntillas y salió de mi habitación. Solté un suspiro y me cambié pijama para luego hacer mi rutina de noche y dormir, ya que era lo único que necesitaba hacer para liberar todas las tensiones de este día.

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Bumblebee || Mitsuya TakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora