Twenty-three

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—¿Puedes explicarme qué te sucedió ayer, Hanabi?

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—¿Puedes explicarme qué te sucedió ayer, Hanabi?

Estiré mis labios formando una boquita de pato mientras se escongía en el asiento con culpa. Tomé la malteada que estaba encima de la mesa y le di un pequeño sorbito.

—¡Ya! —me quejé—. En serio no sé por qué están actuando así. —miré a Ken, Mikey y a Mitsuya—. Parecen unos pesados padres. —puse los ojos en blanco y dejé el vaso encima de la mesa—. ¿No dejé en claro ayer que ahora iba a seguir a Baji?

—Valhalla no es como otra pandilla a la que nos hemos enfrentado, Hanabi. —Mitsuya seguía hablando molesto—. Ellos no dudarán en hacerte algo.

—Puedo defenderme sola, no necesito de ustedes. —me puse de pie—. Y si vinieron a verme solamente para regañarme, entonces me voy.

—Lo prometiste. —la voz de Mikey se hizo presente recién en la hora que llevábamos aquí—. Prometiste que no te irías de mi lado.

—Las promesas están hechas para romperse. —fui indiferente—. Lo siento.

Comencé a caminar fuera de la cafetería, pero una mano atrapó la mía y me hizo detener mis pasos. Podía reconocer la mano de Takashi sosteniendo la mía con algo de fuerzas.

—Por favor, piensa bien en lo que estás haciendo, Hanabi. —su voz sonaba ahogada—. No quiero que te metas en problemas que no son de tu incumbencia.

—Maldición, déjame en paz. —me solté de su agarre y lo miré con molestia. ¿Debería ganarme un Oscar?—. Ya tomé la decisión de unirme a Valhalla, y sabes que soy terca cuando decido algo. A partir desde ayer que tú y yo somos enemigos, Mitsuya.

—¡Me niego! —me tomó de los hombros. No había tanta gente transitando por esta calle, ya que al parecer era sector privado—. No quiero que te vayas de Tōman, no quiero que te vayas de mi lado.

—¿Qué? —fruncí el ceño—. No te escuché.

—¡No quiero que te vayas de mi maldito lado, Hanabi! —gritó y yo parpadeé. Una sensación extraña se expandió por mi estómago y mis mejillas se sintieron calientes.

—Oh...

—Por favor, Hana. —me abrazó y yo me quedé en piedra—. No hagas esto más difícil para nosotros.

—Mitsuya... me estás aplastando.

—L-lo siento. —se separó de mí con un sonrojo en sus mejillas.

Solté un suspiro—. ¿Confías en mí?

—Claro. —respondió sin dudarlo.

—Entonces no dudes de mí y déjame hacer lo que estoy haciendo. —le dije de forma suave—. ¿Bueno?

—Bueno. En verdad eres una terca, Hana. —pellizcó mi nariz.

—Jeje~. —reí como una niña—. Te pido que cuides a Mikey.

Bumblebee || Mitsuya TakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora