Bumblebee || Mitsuya Takashi

Fourteen

Toqué la puerta del departamento de Mitsuya. Como siempre, se escuchaban movimientos de lozas y pasos agitados corriendo en dirección a la puerta que se abrió, revelando a un Takashi algo agotado. Seguramente, estaba algo deprimido tras la inesperada separación de Tōman.

-Pasa, enseguida vengo.

-Hey -tomé su mano en el vuelo, él me miró por sobre su hombro algo sorprendido-, tranquilo. Haré las cosas yo.

-No, tú vas a cuidar de mis hermanas solamente. No quiero dejarte con la carga de otras cosas.

-Mitsuya... -suspiré y cerré la puerta. Aún era temprano, así que quizás las niñas seguían durmiendo. Me habían cancelado las clases de hoy. Narumi se había encargado de avisarme y en parte lo agradecía, no me sentía con los ánimos de asistir al colegio-. No es una molestia para mí ayudarte con las cosas del hogar, de verdad. Así que relájate y anda tranquilo a tus trámites, ¿Si?

Él se relajó y apretó más la mano que yo seguía sosteniendo. Le sonreí, pero mi sonrisa no llegó a mis ojos y él lo notó.

-Me siento un egoísta.

-¿Por qué?

-Eres la más afectada en todo esto, ¿No? Después de todo tu hermano y Mikey pelearon. -se puso enfrente de mí y tomó mi rostro entre sus manos con delicadeza. Ante su tacto me sentí nerviosa-. Además, sigues sin dormir bien, Hanabi. Me tienes preocupado.

-Lo siento. -mi voz se quebró. Enseguida Mitsuya me abrazó. Mis ojos comenzaron a picar-. Siento tenerte así de preocupado.

-Ya, tranquila. -una de sus manos acarició mi cabello-. ¿Por qué no me cuentas, por favor? No me gusta verte así, Hana. -su aliento hacía cosquillas en mi cuello-. Quizás si me cuentas, podrías aliviarte un poco esa carga.

Accedí, solamente porque ya no podía más. Tomamos asiento en el sofá, Mitsuya seguía sosteniendo mis manos y acariciando el dorso de éstas con sus pulgares. Quería concentrarme, pero simplemente no podía ignorar lo que estaba sintiendo en estos momentos. Pero fui más madura y los ignoré, así que suspiré y lo miré a los ojos, que tenían una suave expresión. ¡Maldición! ¡¿Cómo podía concentrarme con tremendo hombre mirándome así?!

-Yo... hace días estoy teniendo la misma pesadilla, lo sabes. -él asintió. Mojé mis labios con mi lengua-. Mi hermano en el suelo, mis manos llenas de sangre durante la pelea contra Moebius. -sentí un escalofrío-. Tengo tanto miedo de que eso pase.

-Pero no pasará. -me dio ánimos y yo asentí, intentando convencerme de que sea así-. Solo es una pesadilla, ¿Si?

Volví a asentir, apretando mis labios y queriendo llorar. Mitsuya me abrazó de lado y yo terminé por botar todas esas lágrimas que tenía acumuladas. Sentir los brazos del chico que me gustaba alrededor de mi cuerpo me causaba bastante seguridad y comodidad.