Ten

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Acabé de peinar a Luna y les ordené ir a tomar desayuno mientras yo dejaba ordenada su habitación

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Acabé de peinar a Luna y les ordené ir a tomar desayuno mientras yo dejaba ordenada su habitación. Me hice una coleta con el cabello húmedo y dejé escapar un suspiro.

—Gracias, Hana. —pegué un brinco al escuchar la voz de Mitsuya tras de mí—. Las niñas no dejan de hablar maravillas de ti.

—No agradezcas. —me giré para mirarlo. Estaba apoyado en el marco de la puerta—. Te lo dije, ¿No? Me gusta cuidar de ellas. La otra semana vendré otra vez, así que recuerda llamarme cuando tengas que hacer tus asuntos, ¿Si? —pasé por su lado y palmeé su hombro.

Me senté en la mesa y mis ojos brillaron al ver la cantidad de comida. Agradecí antes de comer y Dios mío, esto estaba delicioso.

—Siempre es grato probar tu mano, Mitsuya. —lo miré con ojos brillantes—. Cocinas demasiado bien.

Sus mejillas se pusieron rojas y rascó su nuca.

—Ya...

Reí con ternura y seguí comiendo hasta que no pude más. Puse mis manos en mi inflado abdomen y dejé escapar un suspiro.

—Y con esto no como nada más hasta la noche. —bebí un poco de agua.

—Tienes que alimentarte, Hana-chan. Las princesas siempre comen mucho para estar sanas.

—¿Crees que soy una princesa, Mana? —la miré con ternura.

—¡Por supuesto! Y mi hermano es el príncipe. Hana-chan es muy hermosa, ¿Cierto?

Todas miramos a Mitsuya, quien estaba más rojo que mis uñas pintadas. No obstante, carraspeó y asintió.

—Sí, es hermosa.

Las niñas chillaron de la emoción y yo le sonreí a Mitsuya sintiendo mis mejillas calientes. Nos pusimos de pie y lo ayudé a recoger la mesa. Lavé los platos y cuando dejamos todo ordenado, supe que llegó la hora de irme.

—Me iré.

—¿Quieres que te vaya a dejar?

Negué—. No gracias. Ya has hecho mucho por mí en dejarme quedarme a dormir aquí.

—Si es tu decisión, la voy a respetar. Luna, Mana, Hana se va.

—¿Por qué? —Mana hizo un puchero.

—¿No te puedes quedar un rato más con nosotras? —Luna me abrazó por la cintura.

—Hana también tiene cosas que hacer.

—Vendré luego, ¿Si? —tomé sus pequeñas manos y sonreí—. Por mientras procuren de no hacer rabiar a su hermano y ayúdenlo en cositas que puedan hacer.

—Bueno, Hana-chan. Te queremos.

—Y yo a ustedes.

Salí del departamento y miré a Mitsuya con una suave sonrisa.

Bumblebee || Mitsuya TakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora