OS| Pequeñas historias en las cuales vives sucesos increíbles con Chris Evans.
Cada una inspirada en canciones, películas, libros y más.
TODAS son de mi autoría. (Excepto las que mencione que no lo son)
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Todos l...
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La noche corría en soledad para Christopher, después que (T/N) se fue; trató de no seguirla, pues el orgullo era más grande que sus ganas de no dejar que ella lo dejara, revisó el teléfono esperando un mensaje de la chica, quizás esperando que ella se disculpara; sabía que debía llamarla, y que quién debía la disculpa era él, lo intentó pero al final sólo dejaba el dedo sobre el botón de llamar. La noche se tomó fría sin ella, pensó un par de veces en las cosas horribles que le dijo, desesperadamente hundió su cabeza tratando de calmar su enojo hacia sí mismo, se recostó fuertemente en la cama, y miró fijamente a la nada, se perdió pensando en lo que (T/N) le dijo.
-Yo sólo hablaba con Henry de lo mucho que te amo, Christopher. ¡Desearía no poder amarte!
-He sido muy duro con ella, a pesar de todos los problemas que le he provocado ha seguido conmigo y para mí, he sido tan injusto, soy un imbécil, (T/N) tiene razón. -Pensó Chris- Ahora estoy recostado aquí y tú no estás aquí a mi lado, ni siquiera sé sí querrás regresar después de todo, nadie más tiene la culpa, sólo yo. -Los ojos de Chris comenzaron a cristalizarse.
El rubio se sentó en la cama, cubrió su cara con las manos, sollozó y finalmente terminó en un llanto de arrepentimiento, miró la botella de licor junto a la cama, se levantó y procedió a servirse en un vaso, dio un sorbo, lo mantuvo en su boca, e incluso sintió lo amargo de la bebida, pareció no importarle, continuó bebiendo hasta que se dio cuenta que la bebida no saciaba su malestar y culpa, en un ataque de ira lanzó el vaso contra la pared, se acercó a los trozos de cristal y comenzó a levantarlos, su mente se perdió en (T/N) hasta que el roce de un vidrio lo despertó, miró su mano sangrando y maldijo en silencio.
-Imbécil.
Terminó de limpiar el pequeño desastre, lavó sus manos y se miró en el espejo, su cara mostraba tristeza y arrepentimiento, se enjugó los ojos y caminó tal y cómo lo haría un muerto viviente, no tenía ganas de nada, se quitó la camisa y se acostó nuevamente en la cama, se posó sobre su lado derecho mirando al lugar donde se supondría debía estar (T/N). Las cosas pasaron tan rápido e impulsivamente tomó su teléfono y llamó a (T/N).
-Hola, soy (T/N) ahora estoy ocupada o quizás no escuché el teléfono, deja tu mensaje, en cuánto lo escuche, te llamaré.
-Hola, cariño. Yo, yo, yo sólo quería saber sí estás bien, tú. -Dijo con la voz entrecortada- Tú tenías razón, sólo eso, te amo.
Espero tanto la llamada que se agotó y quedó dormido sin apenas darse cuenta.
