Un juego de dos

Capítulo I

Louis bufó cerrando su última maleta al escuchar los pasos de su padre subiendo por la escalera, y lo miró mal cuando asomó su cabeza por la puerta.

—¿Estás listo?

—Sí. —contestó seco.

Mark, su padre, hizo una mueca al notar el duro tono de voz de su hijo, pero decidió marcharse sin decir nada. Sabía que decirle algo significaría volver a entrar en una absurda discusión, y no quería ni tenía ganas para eso.

Louis bajó las escaleras con pesadez, arrastrando sus pies junto a las dos maletas que llevaba en sus manos, y Johannah suspiró observándolo desde abajo.

—¿Puedes dejar de arrastrar los pies y hacer menos ruido? Ni que estuviéramos llevándote a un matadero.

—Oh no, me lleváis a un internado que obviamente es muchísimo mejor. —habló con ironía, rodando los ojos.

—Louis pon de tu parte, por favor. —suspiró con desespero.

—Os espero en el coche.

Salió de la casa sin decir nada más, y se subió al coche tras colocar sus maletas en el maletero.

Bufó de mala gana agarrando su teléfono, colocándose medio tumbado en los asientos traseros del coche, y decidió llamar a su mejor amigo; Niall Horan.

—¿Lou? —descolgó.

—Van a llevarme a ese puto internado. —exclamó enfadado, soltándolo sin más.

—¿Qué? ¿al final sí?

—Sí, son unos cabezones de mierda y siguen con esa estúpida idea de que necesito ir.

—Bueno, no todo es tan malo.

—¿Me estás vacilando? porque ahora mismo no me hace ni puta gracia. —rodó los ojos.

—Tranquilo fiera, no me saques los dientes. —comenzó a reír—. Voy en serio, hay una parte buena de todo esto.

—Ya me dirás cuál, porque yo no la veo. —ironizó.

—¡Que vengo contigo! —alzó la voz entusiasmado.

Louis se enderezó de golpe de un gran salto al escuchar sus palabras, y se agarró al asiento tratando de contener la emoción que acababa de sentir.

—Horan por tus muertos, como esta sea una de tus malditas bromas te corto los huevos. —amenazó.

—No es una broma, voy en serio. —continuó riéndose—. Pero lo que no sé es cuando me llevarán. ¿Tú vas ahora?

—Sí, estoy en el coche esperando a que los impuntuales de mis padres decidan salir de casa para llevarme.

—Joder, pero si son las siete de la mañana.

—Querían llevarme a primera hora del día. —se encogió de hombros—. ¿Cuándo crees que te traerán a ti?

—Cuando se les pase el enfado.

—¿Qué has hecho ahora, Horan? —trató de no reír.

—Quise enseñarle a mi madre cómo hacía la forma de un rayo controlando la electricidad, pero salió mal y acabé fundiendo la luz de todas las habitaciones de la casa. —explicó con gracia.

—Madre mía, algún día acabarás matando a alguien. —aseguró riéndose.

—Por eso mismo tengo que ir a ese internado.

Continuaron hablando un rato más hasta que finalmente Louis vio como sus padres se acercaban al coche, y colgó el teléfono tras hacerle prometer a su amigo que intentaría que lo llevaran lo antes posible.