Capítulo VIII

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Louis frunció el ceño procesando las palabras que acababa de escuchar, y separó su cabeza unos centímetros para mirarlo a los ojos.

—¿Qué mierda estás diciendo?

—Lo que has oído. —estaba serio, pero no borde.

—Pero vamos a ver, ¿te crees que estás en una puta telenovela dónde el imbécil de turno va soltando mierdas como esas para hacerse el interesante? —habló con rabia; se había ofendido.

—Louis, hablo en serio.

—Sí, y yo también. Además, ¿quién mierda crees que eres para pensar que yo me enamoraría de ti? a ver si aceptas de una maldita vez que no todos te comemos el culo aquí dentro, Styles.

Harry trató de contestar, pero Louis no lo dejó; no quería escucharlo. Le dio un fuerte empujón en el pecho quitándoselo de encima, y se sacudió la ropa cuando se levantó, girándose para mirarlo antes de marcharse.

—Levántate, tenemos que ir a ensayar. Te espero en el patio.

Comenzó a caminar con bastante rapidez hacia el exterior del internado, encendiéndose un cigarro por el camino pese a estar por los pasillos y saber que estaba prohibido, y bufó aún enrabietado.

—Puto imbécil de mierda, será estúpido. —murmuró enfadado.

No lograba comprender el por qué, pero muy dentro de él sabía que las palabras de Harry le habían dolido. No lo entendía, no obtenía respuesta a las miles de preguntas que rondaban por su mente, pero lo sabía. Y aquello no le gustaba en absoluto.

No era buena señal que unas palabras tan aparentemente insignificantes como aquellas hubieran conseguido dañarlo hasta el punto de necesitar salir huyendo de allí, pero era una realidad. Y por desgracia, era la suya.

Estaba confuso, porque aunque él aún no era consciente, un extraño pero hermoso sentimiento comenzaba a crecer muy despacio en su corazón, acariciándole el alma cada vez que estaba con Harry.

Algo tan pequeño pero tan grande a la vez, tan puro y sagrado como el amor de dos adolescentes que disfrazaban sus sentimientos con odio, ambos corazones jugando a un juego en el que en realidad, en el fondo, sabían que no ganaría ninguno de los dos.

Pero Louis se negaba, ni tan siquiera se le pasaba por la mente esa posibilidad. Antes que eso, prefería esconder cualquier pequeño indicio de amor con odio y rencor, sin saber que era exactamente ese sentimiento el que los unió desde el primer momento.

Finalmente salió al patio ya con el cigarro consumido, tirándolo al suelo en cuanto vio el momento, y se acercó a Niall en cuánto lo vio ensayando con esa tal Noelia.

—¿Y Gemma? —preguntó nada más llegar hasta ellos, sin previo saludo.

—Le enseñé el edificio y se fue con sus amigas. Acaba de llegar y es raro que tenga amigas aquí dentro tan pronto, pero bueno, supongo que ser la hermana del líder y la hija de la directora te abre muchas puertas.

—Líder. —repitió con sorna—. Ese tiene de líder lo que yo de hetero.

—Madre mía, que amables y divertidos nos hemos levantado hoy. —rió Noelia, tratando de integrarse en la conversación.

—Lou, ella es Noelia. Noelia, él es Louis. —presentó Niall.

—Sí, ya lo sé. —sonrió de forma irónica—. Te recuerdo que hoy me has cambiado por ella.

—Que dramático. —rodó los ojos.

—No te jode. —bufó.

—Hola.

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