Capítulo XII

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Casi una semana después, todo continuaba prácticamente igual en el internado Bedford.

Las clases seguían su curso con normalidad, los alumnos se preparaban para la fiesta que daría lugar en un par de días, y el ambiente estaba más tranquilo de lo común.

Harry y Louis... digamos que ellos también seguían igual. Continuaban inmersos en un mar de provocaciones y vaciles, dónde inconscientemente trataban de ponerle nombre a lo que fuera que estaban comenzando a sentir.

Algo tan puro y tan mágico como es el primer amor en el caso de Louis, pero tan traumático y cruel en el caso de Harry, quien constantemente recibía la inesperada visita de todas las inseguridades que Blake marcó con fuego en su corazón, quizás para siempre.

Aquel profesor no volvió a dejarse ver después de aquella conversación que mantuvo con Harry, pero él sabía que no tardaría en hacerlo, pues se había comprometido en acabar con su felicidad.

Después de todo, Blake para su padre siempre fue la víctima de lo que pasó, y Harry siempre llevó el nombre de su verdugo. Porque sí, él era su padre. El antiguo profesor, Peter Stone.

Harry sabía que no podía decirle nada a su madre, pues si llegaba a sus oídos que había abierto la boca, no tendrían nada más que hacer. Y por su misma suerte, tampoco podía decirle nada a su madre sobre la relación con Blake, pues ella jamás fue enterada de esa relación y, por ende, no sabía absolutamente nada de lo que pasó.

Para ella, Peter tan solo era uno más de los profesores del lugar, dedicado a su trabajo con veinte años de experiencia.

Harry estaba entre la espada y la pared, y lo peor, era que cualquier paso que pudiera dar para salir de ahí, se convertía en un paso en falso que lo acabaría condenando a caer preso en manos de su profesor.

La mañana pasó tranquila, pese a lo muy aburridas que se hicieron todas las clases de aquel martes. Louis caminó hacia su habitación, dispuesto a coger ropa de recambio para ir a ducharse, pero alguien le tapó los ojos haciendo que se sobresaltara.

Se separó de golpe tratando de evitar entrar en pánico debido a aquel contacto físico, y se giró para ver quien había detrás de él.

—¿Qué dem...? —calló al verlo—. Ah, eres tú.

—Joder, que poca emoción. —Niall se indignó—. Ya podrías aunque fuera disimular un poco de entusiasmo.

—¡Oh! ¡eres tú, mejor amigo! ¡qué ilusión, creo que me voy a desmayar! —habló con sarcasmo.

—Imbécil. —rodó los ojos.

Louis comenzó a reír golpeando su hombro, haciéndolo reír también, y Niall lo siguió hasta su habitación dónde se toparon con Harry.

—No me habías avisado de que el líder de pacotilla estaría aquí. —trató de no reír.

—Horan cierra la boca si no quieres que te meta un palo por el culo. —amenazó, tumbado sobre su cama mientras miraba su teléfono.

—Esconde los dientes fiera, que estamos en son de paz. —se tiró sobre el sillón.

—Joder, ¿os vais a quedar? —se quejó.

—¿Algún problema? —Louis lo miró.

—Bastantes.

—Pues te jodes.

Harry suspiró mirándolo, sabiendo a la perfección que lo único que quería era provocarlo, y decidió entrar en su juego.

Como siempre.

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