GLORIA
La puerta que abre una de las muchachas y que me invita a pasar, es alta y cruje al ser apenas abierta por ella, seguido a un ademán, que continúe yo solamente.
Y lo hago, demostrando entereza, aunque debo reconocer que los nervios y expectativa me carcomen por dentro.
La habitación o más bien, salón que me recibe, es enorme y su techo tan alto como la puerta auguraba, que tuve que contener otro silbido de admiración, porque y sin exagerar esta, era casi o más grande en tamaño que nuestra propia casita con Honor.
Tapiz empapelada las paredes, asombrosamente llenas de obras de arte, tanto de cuadros como creaciones abstractas y no, sobre sus pies por manos de artistas, también.
El sonido de mis tacos bajos con cada paso que doy, lo único que corta el silencio profundo del lugar con mi respiración.
Lenta ambas cosas, sobre mis ojos mirando todo lo que me rodea, procurando no perder detalle de nada.
Pero es imposible, ya que mucho para procesar con toda la historia del arte que resguarda el gigante cuarto y quería embellecerme o tal vez memorizar, más el cierto manojo de nervios por mi postulación que soy.
- ...señorita Fuerte, ¿no es cierto? - Una voz masculina con acento francés, que jamás noté la presencia del dueño, hace que voltee a su dirección.
Y con ello, un hombre de exquisito traje negro contrarrestando a su tupida barba como bigote entrecano me encuentro.
Ronda en edad la mitad de sus 60, mientras viene caminando a mi dirección, ya que se encontraba en el final del salón, donde se ubican y diviso en la distancia, no solo una elegante mesa de gran tamaño con su forma oval y sillas a juego, además, unos importantes sillones en cuero y madera dando la espalda.
- Gloria Esse Fuerte. - Me presento, mientras ambos estrechamos las manos.
- ¿Gloria es Fuerte? - El hombre me mira curioso, intentando pronunciar con su dejo francés, pero en mi idioma y sonrío.
Olvidé mencionar otra cosa.
Mi segundo nombre.
Esse.
Más mi apellido y obviamente con mi primer nombre, se escucha gracioso, siendo motivo divertidos desde que tengo uso de razón.
Y sí.
Mis padres como los de Honor, competían por quién daba el nombre más original a sus hijas.
- Solo, Gloria Fuerte. - Le digo al terminar nuestra presentación, mientras busco mi portafolio y el hombre comprendiendo, asiente divertido.
Supongo, ya que lo siento soltar una risita lejana, cuando me inclino para comenzar a sacar mis obras.
Y eso me hace exhalar un respiro aliviada en mi espacio, como pensar rápidamente en organizarme mentalmente que decir en la entrevista.