CAPITULO 19

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GLORIA

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GLORIA

Mucho por hacer ese día siendo en horas la gran inauguración de la galería, oficialmente.

Por eso y sobre una ligera ducha terminando el desayuno que Didier me alcanzó en el taller temprano, a la velocidad de la luz me cambié y arreglé lo que mejor pude mi pelo y como siempre delineando en rojo furioso mis labios, salí ante la demanda del día.

Docenas de empleados me pedían asesoramiento, cosa que fui ayudando como dirigiendo sus consultas desde el piso uno, para luego los siguientes y consecutivos mientras me hacía camino.

Solo dos veces pude ver a Arthur que acompañado de Didier lo ayudaba.

Una vez desde las escalera estando yo en el tercero y él uno más abajo conversando con personas y distinguiendo de ese comité, al alcalde.

No parecía cansado, pero me hizo preguntar mientras me apoyaba del barandal sobre la arquitectura griega con su diseño para apreciarlo mejor, si había almorzado decentemente.

Pero eso esa obvio.

Sonreí.

Ya que el fiel Didier sería imposible que no lo obligara.

Y siendo casualidad o no.

Rubor.

Nuestras miradas se cruzaron cuando de la nada y por más que uno de sus interlocutores hablaba sin descanso, Arthur elevó su vista a mi dirección.

Como si me viera y lo hubiera notado.

Y su siempre como tierna sonrisa, me dice que sí.

Arthur me percibió por más que esos ojos sin vida y yo diga siempre lo contrario, que me ven.

Focalizan en mí, sin dejar de sonreír.

Tanto, que obliga por curiosidad a que las personas que lo acompañan y hasta el hombre que no deja de hablar, lo hagan, siguiendo su mirada para encontrarse con la mía piso más arriba.

Mi primera impresión es esconderme por la situación, sin embargo no lo hago.

Todo lo contrario y elevando una mano, saludo cordial al grupo de hombres viendo como Didier y diciendo algo en el oído a Arthur, él vuelve hacia mí, para asentir satisfecho y comprendiendo que su mano derecha le describió mi actitud.

Y la segunda vez que nos cruzamos fue momentos antes de la fiesta, tocando suave la puerta de mi habitación, mientras deliberaba tras una segunda ducha que vestido me parecía adecuado para esta velada con las diferentes opciones sobre mi cama.

- ¿Molesto? - Me pregunta y no contesto, por más que sabe que estoy.

Y sigo así, mirándolo.

- ¿Sucede algo? - Insiste, haciendo solo unos pasos tanteando mi tocador y al sentirlo, deja un paquete.

7 razones para amar a Arthur®  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora