CAPITULO 12

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GLORIA

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GLORIA

Después de ese sofoco por parte de mi cuerpo por esa simple frase.

Pero para mí, no.

La jornada transcurrió como Dios manda.

En realidad, los negocios.

Prácticamente mi primer día como asistente de Arthur, consistió en familiarizarme lo que tanto él como Didier me iluminaban en cuanto a mi puesto.

Que el ancianito y falso Arthur del pasado, resultó una agradable persona y muy amable para conmigo en la comprensión de lo que es el papelerío administrativo del imperio L'Rou.

Además y cosa que se lo agradecí mucho para que sea un compañero infaltable de mi cuadernito, otro que consistía con la lista completa de personas allegadas a Arthur, como otra tanda de los posibles clientes extranjeros y no, de él.

- ¿No hay familiares? - Le murmuré ojeando este en mis manos, ya que me pareció extraño.

- De sangre, no. - Me respondió siendo únicamente los dos en la oficina, ya que Arthur fue solicitado por el capataz de la obra finalizada de la remodelación de la nueva galería, cosa que quise acompañarlo, pero se negó.

Escuchar eso, sinceramente me impactó.

Aunque es un personaje de renombre mundial, supuse que era algún tipo heredero de tercera o hasta cuarta generación, donde le debía abundar como en las novelas europeas, hermanos o hasta algún primo de linaje aristocrático.

- El señor Arthur solo tenía a su fallecida madre, Mademoiselle Mercedita. - Prosigue y pese a que lo dice natural y como si nada, mientras acomoda unos libros de la inmensa biblioteca que ocupa completo una pared de la estancia, siento que mi deber por más que muero por hacerlo, que no debo seguir preguntando.

Sin embargo mi mirada se pierde sobre sus palabras en la puerta cerrada de madera labrada de la habitación.

Pero, no pensando en la profundidad de eso que puede merecer atención, más bien en algo que considero de mayor importancia, porque sea una suculenta data su pasado, saber que se desenvuelve solo estando las dos personas para ayuda por cualquier cosa.

Su fiel y de siempre Didier y yo, desde hoy.

No me reconforta para nada.

Llámenlo profesional si lo desean, pero es así.

Y creo que Didier lo capta al voltear y verme de pie al lado del escritorio y con mi vista fija en la bendita puerta como si fuera la cosa más fascinante del mundo, porque se sonríe con suavidad.

- No se preocupe... - Habla al acercarse. - ...el joven maestro pese a su ceguera, puede desenvolverse muy bien...

- Aún ve algo... - Suspiro y afirma.

- Lo suficiente para identificar cosas u objetos que pueden interferir a su paso.

Sus palabras están llenas de confianza, pero siendo nueva en todo esto.

7 razones para amar a Arthur®  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora