GLORIA
Desperté la mañana siguiente más temprano de lo normal y por eso, recibí a Honor con el desayuno hecho para ambas, antes de que comenzara su jornada de trabajo en el Hospital, cual me agradeció entusiasmada y saboreando a gusto los huevos revueltos que preparé como el café y jugo exprimido.
Yo, sin embargo lo hice apenas probando de mi plato, cual y una vez yéndose mi amiga y lavando lo suyo como guardando el mío prácticamente sin tocar, me encaminé con una segunda taza de café servida y un cigarrillo encendido en mis labios a mi habitación, para una vez abriendo de par en par las cortinas invadiendo la luz del día de lleno y dando una calada profunda, solo me limité a mirar pensativa todos mis cuadros ya fuera del portafolio apoyados tanto en la repisa como suelo, uno por uno.
Rasqué mi oreja.
- Transición... - Volví a repetir lo que el viejo L'Rou me dijo como solución.
Y resoplé indecisa.
¿Qué era eso?
A qué, mierda se refería?
¿Estoy en algo intermedio?
¿Cómo, algo antiguo a lo por venir?
Y mi pelo se dispara más para todos lados por enredar mis dedos frustrada y porque, todavía no me peiné.
- Necesito un baño... - Me murmuro, jugando con un mechón entre mis ojos.
Y eso hago, apagando el cigarrillo en un cenicero.
Me ducho, porque ya lo necesito y con la esperanza que de que el agua purifique mi cerebro y me ilumine.
Pero, nada saliendo de ella.
Decidiendo, tras vestirme y acercándose mi horario de la cafetería sin saber mucho el motivo, cosa que al llegar y ver vacío el lugar de anoche.
Que decepción.
Buscar al extraño de anoche.
Al francés.
Pero, solo encuentro arena, piedras y el puente de los deseos en su lugar.
Suspiro.
- Lo intenté... - Me consuelo, pasando por el lugar.