O3: Antes de la tormenta

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CAPÍTULO TRES

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CAPÍTULO TRES

Ubicación: Budapest, Hungría

Los pies descalzos de Alessandra hacen zigzag por el piso de mármol del dormitorio. Cualquiera que la viera usando una bata de seda verde y mostrando una sonrisita genuina jamás creería que es la mismísima jefa de NEXODUS. La rubia corre de puntillas hasta la cama matrimonial de dosel, donde una mujer muy parecida a ella se sienta a peinar su cabello oscuro con movimientos gráciles.

—¿Recuerdas ese día que me hablaste sobre el Nuevo Orden y el Nuevo Mundo? Me dijiste que no se trataba de tiranía pensar en cosas como esas, hermana —exclama rodeando los hombros delgados de la morena con un afectuoso abrazo protector.

La mujer más joven detiene las ministraciones en su cabello y la intriga baña su mirada amable.

—¿Y a qué vienen esos recuerdos, hermana?

La sonrisa de Alessandra engrandece mientras le acaricia los brazos.

—Es que debí escucharte hace mucho tiempo, Anastasia —dice un poco más seria—. Resulta que no tienen cura. Isabella no cambiará lo que es por muchos Superiores que deseche en las catacumbas para salvarla a ella y si hubiera encontrado la forma de hacerlo... No estoy segura si hubiera podido quitarle lo único que la mantiene viva.

Anastasia Vossler toma las manos de su hermana mayor. Su toque amoroso reconforta a la rubia.

—Sigue siendo tu hija así como siempre será mi sobrina. Pero eso significa que tu teatro benevolente ya no tiene sentido.

—Y por eso llegó el momento de tomar lo que nos pertenece para garantizar nuestra preservación, Ana.

—No me digas que la muerte del ministro Fabian Favreu no fue precisamente bajo circunstancias de un trágico accidente —insinúa la de ojos verdes con una ceja alzada.

—Coincidencia.

—Jmmp. —La joven Vossler estudia la metódica contemplación en el rostro estoico de su hermana—. Lo has comenzado.

—Lo inicié cuando activé nuevos períodos de pruebas para la fórmula de los supresores.

—Pero son poco efectivos, ¿no?

Una diminuta ojiva rojo neón brilla entre los dedos delgados de Alessandra cuando ella levanta la mano y la revela. Los labios gruesos de Anastasia se abren fascinada por la intensidad de su fulgor y la minuciosa construcción en un prototipo de seis por treinta milímetros.

—Ya veremos si no son efectivos como una bala.

—Aguarda. ¿El departamento de la ONU te autorizó fabricar armamento químico?

Alessandra tararea con astucia.

—Ya lo consulté con las personas necesarias.

—Esa consulta se oye bastante exitosa.

GENESIS ² Exterminio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora