Justo a la mitad del combate apareció un gran barco volador, Règine se emocionó al ver a Argos II finalizado y volando. Cuando partió a su búsqueda el barco apenas iba por la mitad, debía de admitir que los hijos de Hefesto sí que eran rápidos y buenos construyendo.
El Argo II estaba aterrizando. Jason asomó la cabeza por detrás del caballo de plástico que le había servido de refugio antiaéreo improvisado. Efialtes yacía carbonizado y gemía en el suelo; el calor del fuego griego había quemado la arena de alrededor y había formado un halo de cristal.
Oto se revolcaba en el lago, tratando de recuperar su forma, pero de los brazos para abajo parecía un charco de avena quemada.
Percy se acercó a Jason dando traspiés y le dio una palmada en el hombro.
La multitud fantasmal los ovacionó mientras el Argo II desplegaba su tren de aterrizaje y se posaba en el suelo de la palestra. Leo se hallaba al timón, y Hazel y Frank sonreían a su lado, los dos últimos se alegraron al verla. El entrenador Hedge bailaba por la plataforma de disparo, dando puñetazos al aire y gritando:—¡Así se hace!
Percy se volvió hacia el palco del emperador.
—¡¿Y bien?! —gritó a Baco—. ¿Le ha parecido lo bastante entretenido, borrachuzo...?
—No hace falta que te pongas así —de repente, el dios apareció justo a su lado en la arena. Se quitó con la mano los restos de Doritos de su túnica morada —. He decidido que sois unos socios dignos para el combate.
Règine frunció el ceño el último comentario que hizo el dios.
—¿Socios? —gruñó Jason—. ¡Pero si usted no ha hecho absolutamente nada!
Baco se dirigió a la orilla del lago. El agua se vació en el acto y dejó un montón de gachas con la forma de la cabeza de Oto. Baco se dirigió cuidadosamente al fondo y alzó la vista al gentío. Levantó su tirso.
La multitud abucheó, chilló y apuntó hacia abajo con los pulgares.Baco eligió la opción más divertida.
Golpeó la cabeza de Oto con su bastón de piña, y el gigantesco montón de Otoavena se desintegró por completo.
El público se volvió loco. Baco salió del lago y se acercó a Efialtes pavoneándose. El gigante seguía tumbado con los brazos y las piernas extendidas, requemadas y humeantes.Baco volvió a levantar su tirso.
—¡HAZLO! —rugió la muchedumbre.
—¡NO LO HAGAS! —dijo Efialtes, gimiendo.
Baco dio un golpecito al gigante en la nariz, y Efialtes se deshizo en cenizas.
Los fantasmas prorrumpieron en vítores y lanzaron confeti espectral mientras Baco se paseaba por el estadio con los brazos levantados triunfalmente, regocijándose por la veneración que le dedicaban. Sonrió a los semidioses.—¡Eso es espectáculo, amigos míos! Y desde luego que he hecho algo. ¡He matado a dos gigantes!
Mientras los chicos desembarcaban de la nave, los fantasmas relucieron y desaparecieron. Règine, Piper y Nico bajaron con dificultad del palco del emperador al tiempo que las reformas mágicas del Coliseo empezaban a convertirse en bruma. El suelo de la arena se mantuvo sólido, pero por lo demás el estadio no parecía haber albergado una buena masacre durante mucho tiempo.
—Bueno —dijo Baco—. Ha sido divertido. Tenéis mi permiso para continuar vuestro viaje.
—¿Su permiso? —gruñó Règine una vez que se colocó al lado de los chicos y el dios.
—Sí —Baco arqueó una ceja. Miró a Percy—. Aunque puede que tu viaje sea un poco más movido de lo que esperas, hijo de Neptuno.
—Poseidón —lo corrigió Percy automáticamente—. ¿A qué se refiere con « mi» viaje?
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𝐋𝐄𝐀𝐕𝐈𝐍𝐆 𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐒𝐄, heroes of olympus
FanfictionTodos tenían un mal concepto de Afrodita y sus hijos: débiles y vanidosos. Eso le molestaba a Règine Tanaka, sus falsas imágenes hacia ellos, siempre trataba de hacerlos callar la boca, lo cual logró. A comparación de su hermana Drew, ella era buena...