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Hazel, Frank y Règine aguardaban en los muelles de Delos. No se veía a Artemisa por ninguna parte. Esta última no paraba de ver el arco que le había dado la diosa de la caza a nombre su madre Afrodita, aparte de la conversación que tuvo Artemisa.

—Jo, sí que tenía ganas de practicar con el Valdezinador —murmuró Leo.

—¿El qué? —preguntó Hazel.

Leo les explicó su nueva faceta de inventor de embudos musicales.

Frank se rascó la cabeza.

—¿Y a cambio has conseguido una margarita?

—Es el último ingrediente para curar la muerte, Zhang. ¡Es una supermargarita! ¿Y vosotros? ¿Le habéis sacado algo a Artemisa?

—Desgraciadamente, sí —Règine miró hacia el agua, donde el Argo II se mecía anclado—. Artemisa sabe mucho de armas de proyectiles. Nos ha dicho que Octavio ha encargado unas… sorpresas para el Campamento Mestizo. Ha utilizado casi todo el tesoro de la legión para comprar onagros fabricados por los cíclopes. Ah, y este hermoso arco que le dio mi madre para que me lo entregara.

—Uy, presiento que cierta chica se pondrá celosa cuando se entere que no recibió también un regalo por parte de su madre... Espérate, ¿dijiste Onagro? ¡Ay no! —dijo Leo—. Esto…, ¿qué es un onagro? 

Frank frunció el entrecejo.

—Tú fabricas máquinas. ¿Cómo es posible que no sepas lo que es un onagro? Es la catapulta más grande y más peligrosa usada por el ejército romano.

—Bien —dijo Leo—. Pero « onagro» es un nombre ridículo. Deberían haberlas llamado « Valdezpultas» .

Hazel puso los ojos en blanco.

—Esto es serio, Leo. Si Artemisa está en lo cierto, seis de esas máquinas entrarán en Long Island mañana por la noche. Es lo que Octavio ha estado esperando. El 1 de agosto al amanecer tendrá suficiente armamento para destruir por completo el Campamento Mestizo sin una sola víctima romana. Él cree que eso lo convertirá en un héroe.

Règine soltó un suspiro y agitó el arco rosado oro a lo que respondió convirtiéndose en un anillo del mismo color, tenía un dije en forma de corazón a lo que la chica no dudó en colocarse.

—Solo que también ha invocado a tantos monstruos « aliados» que la legión está totalmente rodeada de centauros salvajes, tribus de cinocéfalos con cabezas de perro y quién sabe qué más. En cuanto la legión destruya el Campamento Mestizo, los monstruos se volverán contra Octavio y destruirán a la legión. —dijo la asiática.

—Y entonces Gaia se alzará —dijo Leo—. Y pasarán cosas malas. Está bien… Eso hace que mi plan sea todavía más importante. Cuando consigamos la cura del médico, necesitaré vuestra ayuda. De los tres.

Frank miró con nerviosismo la margarita amarilla maldita.

—¿Qué clase de ayuda?

Leo les explicó su plan. Cuanto más hablaba, más cara de sorpresa ponían, pero cuando hubo acabado ninguno de los tres le dijo que estaba loco. Una lágrima brillaba en la mejilla de Hazel.

Règine frunció el ceño, se mordió la lengua dispuesta a negarse pero debía de confiar en Leo y en su absurdo plan.

—¿Estás seguro de eso, Valdez?

—Tiene que ser así —concluyó Leo—. Niké lo ha confirmado. Apolo lo ha confirmado. Los demás no lo aceptarían, pero vosotros… vosotros romanos —Règine lo interrumpió sin dudar.

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐈𝐍𝐆 𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐒𝐄, heroes of olympusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora