"Buffet" Fictober,2021 [[Higuel]]

"Melodia"

-...Ya no quiero seguir huyendo... -Susurro con la voz rota en un murmullo a penas audible, sus dedos entrelazados, sus frentes juntas. -Estoy cansado. 

-Entonces ya no lo hagas, y quédate conmigo. -Miguel le miro por encima de las lagrimas. -He estado extrañándote tanto, todos estos años...

Hiro cerro los ojos.

...

La vida había sido cruel con Miguel, la vida había sido cruel con el mismo Hiro, pero no iba a quejarse, no es como si no lo tuviera ganado, un terrible historial de estafas, robos, engaños, mentiras...un largo historial de delincuencia y un hermoso mulato de piel morena y ojos miel que luchaban contra las autoridades injustas sobre las que Hiro paso burlándose desde que tuvo edad para poner un pie detrás de otro y correr de las consecuencias de sus actos.

Se encontraron en un mal momento, cuando Miguel se enamoro demasiado pronto y le enseño a tocar y bailar en los callejones, cuando le enseño la vida buena de los lindos barrios humildes sobre los que pudo o no estar huyendo, porque estaba asustado del rechazo, después de todo, los huérfanos saben como funciona el rechazo.

Se encontraron en un mal momento, cuando Hiro se enamoro demasiado tarde y comprendió que desperdicio años increíbles corriendo lejos de la única persona que amaba, permitiendo que esta se alejara de su lado bajo la absurda idea de mantenerlo a salvo, a salvo de su mala vida, a salvo de sus crímenes y hábitos, a salvo de los malos pensamientos que arrastra una mente cansada y enferma.

Cuando Miguel se preocupaba por el, Hiro solo se apartaba, un par de bromas en medio de restarle importancia, una barrera en medio creciendo al punto en el que no pudo evitar la separación, revivía aquel recuerdo constantemente en su cabeza, cada noche.

La tarde sobre la colina, viendo el atardecer, el pueblo a sus pies, Hiro tocaba el violin mientras Miguel improvisaba algunos acordes dulces en el murmullo de su guitarra, y la vida era tan buena, tan suave, tan rosa, que el viento se movía mas rápido sobre su cabello, agitando rebelde como siempre fue, las rosas y las ramas de los arboles moviéndose con furia, anunciando malos tiempos para los que Hiro no tenia tiempo.

Miguel le dijo que podría quedarse a su lado siempre, que podrían dormir en la misma cama y juntos trabajar por la comida, le hablaba sobre su familia en los barrios llenos de música y color de la pequeña aldea y Hiro solo creía alucinar con una vida intangible, el, un criminal, ¿redimiéndose?

Cerro los ojos y quiso llorar, esa vida no era para el, no la merecía, las cosas buenas siempre las alejaba.

Como alejo a Miguel.

Creía estar preparado para lo que escucho aquella fatídicamente noche en la misma colina, cuando Miguel furioso, adolorido y decepcionado gritaba contra los enormes muros que Hiro jamas dejo de construir en torno a ellos, cuando le dijo lo cansado que estaba de tener que sentirse un extraño para el porque no le permitía quedarse cerca, siempre al margen de sus problemas, siempre ajeno a los demonios de su mente, pero Hiro solo continuaba restándole importancia, diciendo que no era nada.

Odiaba la parte en que Miguel suspiraba resignado, asumiendo que el chico pelinegro no le amaba, que solo le mantenía cerca por lastima o costumbre. Hiro detestaba a piel viva escuchar entre sus sueños las palabras del moreno, alejándose, sugiriendo mantener la distancia por un tiempo, "ver a otras personas"...

Hiro vio a Miguel andar por las calles del pueblo con muchas otras personas, Miguel no volvió a ver a Hiro, y sabia que si presencia como un fantasma le seguía a todas partes, porque su mirada era pesada, profunda y genuina a pesar de estar siempre escondida entre multitudes y techos y alturas en donde Miguel no podía encontrarle, pero no lo necesitaba para saber que alguien le miraba.