Capitulo diecisiete: presentimientos

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Los días van pasando y poco a poco recuperan su duración habitual. El cambio de estación esta cerca, pronto será primavera.





Derius y Laira, emprenden el recorrido final de su peligroso viaje. Mientras más se acercan, mas difícil se siente avanzar; el aire empieza a tener una neblina constante y la tierra bajo sus pies, al igual que la nieve que rodea el camino, se vuelve más oscura, maloliente y contaminada.





Laira: -este camino se está volviendo muy accidentado. Cada vez ese olor... *se tapa la nariz*... se vuelve más insoportable.-





Derius: -parece que la tierra se está muriendo.-









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Laira se siente abrumada cuando ve todo lo malo que está pasando en este lugar. Al notar el mal humor de su hermanita, Derius piensa en cómo animarla y distraerla; entonces recuerda que lleva algo guardado en su bolso.





Derius: -no te sientas mal, lo solucionaremos y todo estará bien. Por cierto, hermanita, hay algo que debo decirte *busca algo en su bolso*... se que aun no es tu cumpleaños, aun no llega la primavera, pero quiero darte este regalo ahora.-





Mientras Derius busca en su bolso, Laira se empieza a sentir triste y se distancia un poco de su hermano.





Laira: -no lo hagas- *le da la espalda*.





Aunque las intenciones de Derius son otras, Laira lo interpreta de mala manera y eso la entristece.





Laira: -guárdalo para después, prefiero recibirlo tarde a que lo hagas ahora como si se tratara de una despedida.-





Derius entiende lo que ella le dice y trata de explicarse.





Derius: -no lo pienses así, aun no dejare que eso pase y sé que tu tampoco. En realidad, quería darte un obsequio desde hace tiempo... y no solo por tu cumpleaños... *saca el regalo de Laira y se lo ofrece*... me has mostrado muchas veces lo inteligente y responsable que eres. *busca la mirada de Laira* Has dejado de ser una niña pequeña hace mucho y no he podido demostrarte cuanto te aprecio.-





La joven maga, no sabe cómo reaccionar a los halagos que recibe de su hermano y se ve tentada a recibir su regalo, pero aun se encuentra renuente a hacerlo.





Laira: -... si ya no soy una niña, respeta mi decisión. Quiero que me lo des cuando las personas que viven en aquel pueblo recuperen su hogar.-





A su término, Laira señala al pueblo que empieza a distinguirse a la distancia. No alcanza a verse demasiado de él, ya que una oscura niebla lo cubre.





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