En un pueblo de las planicies del sur, en el continente Lordiron, un hombre misterioso camina por sus calles. Su atuendo llama mucho la atención, vestía una túnica rasgada y hecha harapos, cubriéndole de la cabeza hasta los pies. A su vez, lucía en su ropa un intenso color rojo, como si estuviera hecha de fuego.
Un joven soldado del pueblo se le acerca de forma arrogante.
Soldado joven: -si vas a vagar por aquí, mejor revélanos tu nombre para reservarte una celda-.
El hombre se quita la capucha, revelando una expresión carente de emociones, las cicatrices de batalla en su rostro, y su largo cabello rubio oscuro.
Hombre misterioso: -me llamo Derius Earthson, y se bien a donde voy, así que no me estorbes- *extiende su mano hacia el soldado y esta se prende fuego*.
Soldado joven: *hace una muesca de sonrisa* -pues yo soy Melcan y no creas que me asustas con eso- *responde con la misma acción y su mano también se enciende*.
Derius: *frunce el seño* -no quieras desafiarme, no eres a quien busco- *le da la espalda y apaga las llamas de su mano*.
Melcan: -¡no te atrevas a ignorarme!- *le lanza una bola de fuego*.
Derius no se ve herido, pero si enojado. Se da vuelta y le hace una seña como diciéndole que siga.
Melcan, responde con otro golpe, luego otro. . . y otro. . . y otro.
Derius ve que Melcan se está cansando.
Derius: -solo me estás haciendo perder el tiempo- *se sacude el hombro con la mano*.
Melcan enfurece y le ataca con una marea ígnea, que luego girando sus manos la convierte en un tornado de fuego.
El gran alboroto por la confrontación, empieza a llamar la atención del pueblo.
Al poco tiempo, Melcan no puede sostener su ataque y se le disipa, y de él aparece Derius sin ningún rasguño.
Melcan se queda en silencio mirándolo, entonces Derius ajusta su postura y pronuncia un conjuro.
Derius: -Impherno-.
Derius se ve envuelto en llamas por unos segundos, luego las llamas se van apagando de a poco, pero quedan destellos de ellas apareciendo de su ropa.
Levantando su mano, crea una pequeña llama. Ondeando hacia arriba el viento suavemente con sus manos, la llama sube y se multiplica creando un enjambre llameante.
Melcan lo mira fijamente, atento a cualquier movimiento que el haga.
Sin mover ni un musculo, una de las llamas se mueve disparada hacia Melcan, lo impacta y genera una pequeña explosión, pero lo suficientemente fuerte para hacerlo retroceder unos pasos.
Todo el pueblo esta atónito y se quedan murmurando entre ellos. Por otra parte, Melcan continúa mirando a su rival, pero ahora tiene una expresión de terror en su rostro.
Melcan: -co. . . controlas el fuego. . . ¡con tu mente!-
Derius no dice nada, pero hace una mueca confirmando lo que dice.
Derius camina hacia él y el enjambre empieza a dispararse mientras camina.
Llama tras llama son disparadas por el mago hacia Melcan, el cual tras recibir un par de impactos, queda tirado en el suelo y cubriéndose la cabeza con los brazos.
Los impactos del enjambre, levantan la tierra del suelo creando una nube de polvo, haciendo que la visión se encuentre completamente bloqueada. Lo único que se escucha, son las explosiones de las llamas, los gritos de un asustado Melcan y los sutiles pasos de Derius mientras se acerca a él.
Cuando la nube se asienta nuevamente, el suelo alrededor de Melcan está lleno de cráteres y el mago rival de pie frente a él. Derius había dejado de golpearlo cuando cayó.
Ambos magos se miran sin decir nada, luego Derius le da una mano para ponerse de pie y acto seguido se aleja de él, continuando su camino.
Al caer el sol, aquel hombre misterioso camina por la calle que deja ese poblado.
Después de abandonar el pueblo, Derius siente algo en su mano, la mira y ve una pequeña llama, la mueve entre sus dedos, la lleva a su palma y una vez allí la cierra extinguiéndola.
Mirando hacia el cielo que se hace nocturno, deja salir un suspiro y agachando la mirada susurra: -se que estas en alguna parte Laira, no importa cuánto me lleve, voy a encontrarte, y te hare pagar por todo lo que has hecho...
... Laira... mi querida hermana-.
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almas compartidas
Fantasidos hermanos, una alma destinos cruzados, lados confusos un poder de destruccion. . . o quizas. . . . . . de salvación