2. Tomarse de las manos (Meronia)

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2. Tomarse de las manos.

Una vez al mes, los fundadores del orfanato planean una salida para los chicos. Van desde visitas a museos, parques de diversiones, zoológicos, etc. Sin embargo, el día de hoy todos los maestros estarán reunidos para realizar la revisión anual, por lo que no hay adultos disponibles que puedan acompañarlos. Aún así, Roger y Watari saben que todos esperan ese día, por lo que se les ocurrió algo que podrían hacer, aunque no fuese tan divertido como las veces anteriores. Cerca de la casa Wammy hay un parque muy bonito, no es como llevarlos a un super museo repleto de actividades, pero al menos podrán pasar el día en un lugar diferente a los patios del orfanato. La idea es que los maestros los acompañen, el lugar está cerca por lo que irían caminando, una vez allí los maestros regresarían y un grupo formado por cinco alumnos mayores tendrá a su cargo a cuatro menores. Los grupos se formaron basados en la edad, o sea que cuantos más años tenga quien queda a cargo serán más pequeños los que deban cuidar. Para los más grandes es tedioso tener que cuidar niñitos, pero no hay opción, y Roger les prometió que serían compensados.

A Mello poco o nada le importa esa compensación, ni siquiera le molesta pasar el día con los mocosos, sin embargo está de mal humor desde que se enteró que Nate es parte de su grupo.

Se levantó desde muy temprano para alistarse, pero es la décima vez que se para frente al espejo de cuerpo completo de su habitación, y esa chaqueta de mezclilla que tanto suele gustarle se ve espantosa en esta ocasión, así que la tira a la cama, junto a una montaña de ropa.

Odia cuando los adultos tienen razón, de no ser por ellos, no estaría en este lío de moda, de seguro todo lo que decían cuando era un puberto se convirtió en algún tipo de maldición. Hasta hace unos años su vida era sencilla, pasaba buena parte del día jugando con su amigo Matt y otra buena parte intentando sacar de quicio a cierta pelusa. Le irritaba verlo siempre con su pijama blanca, yendo a todas partes con sus robots y rompecabezas, sin hablar con nadie, pero analizando a todos con esos enormes ojos. A él le parecía muy divertido tirarle del cabello o patear sus torres de naipes, ¿y que decían los adultos? Que lo hacía para llamar la atención de Nate, ¿alguien ha escuchado algo más estúpido? Todas esas palabras de sus tutores lo deben haber sugestionado, no hay otra explicación lógica, porque desde hace unos meses, exactamente cuando cumplió catorce años, algo dentro de él cambió, es como si le hubieran instalado un chip nuevo y desde entonces no puede hablar con Nate sin balbucear.

Se prueba otro atuendo, mientras sigue intentando comprender por qué siente el estómago revuelto cada vez que lo ve, pero no es ese revuelto a punto de vomitar, sino más bien como unas cosquillitas que se hacen presentes incluso cuando solo piensa en él. Frustrado tira la camisa a la cama, inventaría alguna excusa para no salir si no fuera porque en ese preciso instante alguien toca su puerta.

—¿Ya estás listo? —Matt asoma la cabeza, lleva unos goggles en la cabeza y una camisa a rayas, es notorio que no invirtió tiempo en su vestimenta, sin embargo sonríe al notar la pila de ropa— Uh, ¿a dónde vas tan guapo?

—No me jodas, Matt. —Frunce el ceño y dando media vuelta, le lanza la camisa que estaba a punto de probarse, la cual el otro esquiva.

—¿Qué te ha dicho Roger de esa palabra, jovencito? —Enarca una ceja divertido mientras recoge la prenda y la tira junto a las otras. —Además, respétame soy mayor.

Mello pone los ojos en blanco y vuelve su atención al espejo. Solo son unos meses de diferencia, pero no está de humor para discutir con ese idiota.

—Listo, no iré. —El atuendo que lleva puesto es una camisa negra holgada sin mangas, un pantalón negro entallado, pero desgastado y unos borcegos del mismo color. Sigue sin estar a gusto con su apariencia, el problema es que ya no hay más prendas en su guardarropa.

FlufftoberWhere stories live. Discover now