2do libro de la saga Four Chips.
La música despierta miles de emociones que en muchas ocasiones son difíciles de describir con las palabras. La música es para sentirla. Cuerdas, tambor, teclas, viento y voz, elementos importantes para que la música...
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Nunca podría cambiar el día que te conocí, fue perfecto... Tú eres perfecta.
—Chris
Emine Murphy.
La verdad es que el clima canadiense estaba congelando hasta mis mocos, esto era horrible, tal vez le debí de hacer caso a mamá y solo tuve que haberme mudado de estado. Mientras camino en las frías calles de Toronto froto mis manos aun cuando tengo mis guantes de lana puestos, el humo sale de mi boca en respuesta al descojonante frio que estaba haciendo. Mala idea llegar en otoño, estábamos prácticamente iniciando el invierno y los rumores eran verdad, el invierno era una perra, más para una chica de California.
No debería decir que yo me lo busqué, pero la verdad es que sí. Solo quería un lugar para huir y la universidad de Toronto me lo está ofreciendo, no estaba tan lejos de Cali pero de igual manera podría mantener la distancia de ese lugar.
Amaba California, después de todo era mi hogar, ahí estaba mi familia, mamá y papá podrían considerarse los mejores padres de la historia, algo sobreprotectores pero después de todo entendía que fueran así. Las personas tienden a ser crueles con aquellos que tienen todo. O bueno, al menos los demás piensan que lo tengo todo.
¿Dinero? La verdad es que no, papá es el de los billetes verdes y hasta que él y mamá no estén enterrados dos metros bajo tierra aun no puedo tocarlo con total libertad. Tampoco es que me importe, no me interesa el dinero, por eso quise venir por mis propios medios. Ahorré dinero para compartir apartamento con alguien y conseguí un trabajo de medio tiempo en una cafetería mientras iba a la universidad. El sueldo es justo y necesario, y según mi nueva compañera las propinas son muy buenas.
¿Amigos? Ninguno, cero, olvídalo. Conocí a muchas personas en el pasado, incluso llegué a considerar a muchos como mejores amigos, pero cuando se enteraban de que era una Murphy todo se tornaba extraño. Está bien, extraño no es la palabra correcta. Tal vez la palabra sea todo el maldito mundo cambia y solo están detrás de mí por el dinero de mi padre. No es una palabra pero me entiendes, no tenía amigos porque la mayoría de las personas eran falsas, nunca te muestran lo que realmente son, sus máscaras están tan bien puestas hasta que... estas se caen y te revelan la verdad.
¿Novios? Um, siguiente.
¿Familia? Mamá y papá, mis abuelos paternos rechazaron a su hijo luego de que este volviera de Turquía con una mujer con un anillo en su dedo. ¿Adivinas? Esa mujer es mamá. Mis abuelos maternos por otro lado seguían en Turquía y muy rara vez hablaba con ellos, mi turco estaba un poco oxidado y lo único que realmente dominaba bien eran los regaños e insultos en ese idioma cortesía de mamá.
¿Educación? Quizás lo único que realmente tenía por completo, me gustaba lo que hacía y era buena en ello.
