Capítulo 5.

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¿Cómo una persona es capaz de hacerte volver a sentir? Es extraño, nunca lo vi venir, sin embargo solo tuve que echarte una mirada y ahí... me tuviste a tus pies.

—Chris.

Emine Murphy.

Después de la extraña tarde del día de ayer en presencia del hermano mayor de Faith las cosas en el apartamento se volvieron menos tensas y vergonzosas. Ambas hablamos por horas de las cosas que nos gustaban y disgustaban, para sorpresa de ambas éramos muy parecidas en cuestión de gustos. Sin embargo, aunque nuestras personalidades eran similares Faith era más relajada, yo era una especie de maniática del control a la que le gustaba hacer listas. Realmente ella se rio cuando le dije que organizaría una lista de quehaceres para el apartamento, de verdad pensaba que no estaba hablando en serio.

—¿Hiciste una lista de pros y contras sobre siete champús para saber cuál te convenía más?—había preguntado Faith incrédula.

En mi defensa había encontrado el mejor champú para mi cabello, el cual lo dejaba brillante y sedoso después de cada ducha que tomaba.

Mi asunto con las listas empezó curiosamente con mi büyükanne{7} mientras estaba en una llamada telefónica con ella. Mi abuela insistía en hablarme en turco cundo lo único que sabía en esos momentos era como decir cabrón luego de que mi padre le mencionara uno de sus socio a mi madre. Mamá odiaba a aquel hombre por lo que se refería a él como cabrón en turco, fue fácil aprender la palabra.

La abuela hablaba sin parar y yo muy pocas cosas le entendía, ella sabía que no le estaba prestando atención, así que se había callado por un momento y le había mencionado que tenía un hobby: armar listas de todo, incluso me había mencionado su nueva lista en proceso sobre pasos para elaborar tu propio jabón artesanal y los beneficios de eso. Me dijo que lo intentara y que la próxima vez podríamos comparar nuestras listas.

La verdad lo hice por mi abuela, quería encontrar algo en común para hablar con ella. La abuela siempre hacía el intento para que le agradara, no me costaba nada tratar de obtener algo en común con ella. Mi primera lista fue sobre los beneficios de no depilarte con una maquinita de afeitar y por qué debía usar la cera, me cambio la vida por más absurdo que suene.

A la siguiente llamada, por primera vez en la vida mi abuela y yo tuvimos algo que hablar, intentó hablarme en inglés y yo probé con algunas frases en turco que le había pedido a mi madre previamente que me tradujera.

Faith y yo nos acostamos súper tarde, tanto así que a la mañana siguiente realmente me costó abrir los ojos y dejar la cama, pero debía hacerlo ya que tenía que llevar mis papeles a la universidad para formalizar mi inscripción y además por la tarde iniciaría mi nuevo trabajo en la cafetería.

A la mañana siguiente Faith me ofrece un vaso con jugo de naranja recién exprimido a penas me ve cruzar la cocina, pero la verdad era que necesitaba un café negro bien fuerte para terminar de despertar. Irme a la cama tan tarde me estaba trayendo secuelas.

—¿No hay café? —le digo en súplica buscando con la mirada el delicioso líquido de los dioses.

Faith niega con la cabeza mientras toma de su vaso con jugo, luego sin decir nada deja un estuche sobre la pequeña isla. Cuando me enseña lo que hay dentro puedo entender su negativa, dentro del estuche hay un glucómetro {8}.

—¿Eres diabética?

—Lo soy. Trato de llevar una vida sana y eso incluye a todo lo que introduzco en mi cuerpo, así que el café está vetado para mí. Además, después de haberlo probado no creo que sea la gran cosa.

CHRIS | Four Chips #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora