Capítulo 15.

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¿Qué duele más, la verdad o la mentira? A veces es mejor solo omitir información, no mientes, tampoco dices la verdad, solo mezclas las dos

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¿Qué duele más, la verdad o la mentira? A veces es mejor solo omitir información, no mientes, tampoco dices la verdad, solo mezclas las dos.

—Chris.

Emine Murphy.

Odié mentirle a Faith, le dije que trabajaría un turno extra pero la verdad era que un auto me vendría a recoger y directamente me llevaría a una casa que una vez fue suya, ahora solo pertenecía a su hermano.

En el auto, el guardaespaldas de Christopher no me dijo mucho, tampoco me sonrío, pero siempre fue amable y respetuoso, podía entender por qué era el guardaespaldas de Chris, eran parecidos con respecto a su forma de ser.

En quince minutos me dejó frente a una hermosa casa la cual era parte de quizás una de las urbanizaciones más privadas de todo Toronto. Incluso había personal de seguridad en la entrada y estos había tomado mi identificación, me informaron que no sería devuelta hasta que saliera. Me había sorprendido porque de verdad Chris se tomaba muy en serio su privacidad.

Carl hizo sonar el timbre y segundos después la puerta fue abierta, sin embargo, no había nadie detrás de ella. Carl me hizo un gesto por lo que con un poco de temor entré en la casa. La puerta fue cerrada detrás de mí, Carl no entra conmigo, aún con temor decido seguir avanzando. Me percato que las paredes blancas están adornadas por cuadros muy impersonales. En casa, mis padres tienes fotografías de la familia, lo que me hizo recordar que Chris y Faith no fueron tan unidos a su familia en su niñez.

Mi curiosidad tiene un alto cuando me encuentro con Chris arrojado en su sofá sujetando un vaso de vidrio con un líquido ámbar en él. Obviamente está bebiendo alcohol, pero no se ve ebrio.

—No lo estoy—dice, lo miro confundida—. Dijiste que no me veo ebrio, es porque no lo estoy.

—¿Lo dije en voz alta?—me sonrojo, él asiente—. Lo siento.

—No hay problema. Aunque no lo hubieses dicho lo habría leído en tu rostro, pareces un libro abierto.

¿Lo era? De hecho, pensé que tenía una muy buena cara de póker. Chris al verme aún de pie me señala el sofá frente a él, por lo que me acerco y tomo asiento. La escena se veía un poco graciosa, él estaba arrojado en el sofá mientras que yo estaba sentada en el otro, muy al estilo psicólogo-paciente.

—Perdón por ser tan maleducado, ¿quieres algo de tomar?—Está a punto de levantarse pero hago gestos con mis manos a la vez que niego con mi cabeza.

—Estoy bien, tranquilo, si quiero algo te lo diré—me sonrojo porque eso sonó verdaderamente mal—. Quiero decir que si necesito algo de ti solo debo pedírtelo.

—Lo intentaste arreglar y sonó peor, chica castaña.

—Sí, es mejor que cierre la boca—Mis mejillas están muy calientes, me doy cuenta de que siempre lo están cundo Chris está cerca de mí—. Uh bueno, ya estoy aquí.

CHRIS | Four Chips #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora