Capítulo 3.

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Para mi tus ojos son dos estrellas resplandecientes que iluminan mis sentidos

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Para mi tus ojos son dos estrellas resplandecientes que iluminan mis sentidos.

—Chris.

Emine Murphy.

Llegué a un acuerdo con Faith y esa misma tarde me estaría mudando al apartamento, solo tenía que buscar mis maletas en el hotel en el que me estaba alojando y volver. Mi madre sería la encargada de enviar las cosas más grandes por correo, en mi maleta solo había traído ropa de invierno para algunos días y mis papeles, lo demás llegaría pronto. Mientras que colocaba mis escasas pertenencias en la maleta decido ir adelantando mi llamada con mamá, la había estado evitando estos últimos días, solo le escribía mensajes diciendo que estaba bien.

Me llené de paciencia y llamé colocando el teléfono en la mesita de noche en altavoz. Les dije que amaba a mis padres, eso no significaba que a veces no me sacaran un poco de quicio. Hace unos años empecé junto con mi papá a llamar a mamá como la interrogadora, ella podría hacerte mil preguntas en un minuto, tenía ese don.

—¡Bebeğim!{5}—exclama al segundo que me contesta—¿Por qué no me has llamado? ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Hace mucho frio? Dime que te estás abrigando bien. No sabes cuánto te extraño, mi bebeğim. Tu papá me dijo que la semana que viene puede tomarse dos días libres, así que podemos visitarte, ¿no es genial? Sabemos que vas a estar ocupada con tus clases pero odiamos tenerte tan lejos, mi bebeğim.

Estaba acostumbrada a su particular acento, a pesar de haber pasado tanto tiempo en tierras americanas aún no podía dejarlo atrás, era algo gracioso de escuchar con su diarrea verbal. Lo que no era gracioso eran las noticias de ella y mi padre queriendo venir, al menos no tan pronto.

—Mamá, apenas estoy instalándome, ¿no podrían esperar un tiempo antes de venir?

— Pero mi bebeğim, quiero saber dónde estarás viviendo, ver el campus, juzgar si ese lugar al que te fuiste fue una buena idea. ¿Por qué no quieres que vayamos? Me preocupa, ¿estás ocultando algo, Emine?

Inhalo profundamente para luego exhalar, mi mamá siempre exageraba todo, aunque de cierta manera la entendía. Siempre fui un pajarito a quien sobreprotegían mucho, quizás por eso nunca fui capaz de escoger a buenas personas como mis amigos. No culpo a mis padres por eso, pero si lo hacía un poco por asfixiarme de una manera nada sana. Soy hija única, con una madre turca de una familia conservadora y un padre que siempre seguía las reglas, es normal que sus costumbres las haya heredado. Sin embargo quería sentir un poco la libertad, por eso había empezado a ahorrar para que una vez me graduara me pudiera permitir dejar el nido. Me apresuré con mi decisión de venir a Canadá después de lo de Dustin.

—No estoy ocultándote nada, mamá, solo... quiero que me entiendas y esperen un poco. ¿Un mes quizás? Después puedes venirme a visitar las veces que quieras.

CHRIS | Four Chips #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora