No tengo que fingir o mentir, la verdad es que no pude evitar besarte esa tarde.
—Chris.
Emine Murphy.
Podía sentir los flashes parpadeando a nuestro alrededor, tampoco estaba sorda, escuchaba los gritos y jadeos de algunas chicas que asistían a mi universidad, estoy segura de que había visto a la rubia de la esquina un par de veces por los pasillos de la biblioteca. La rubia parecía querer llorar, sin embargo, no estaba muy segura, al final solo pude verla de reojo, porque no podía dejar de mirar a Christopher. Los ojos del hombre se veían tan profundos, tan atormentados y yo sin quererlo quería proporcionarle la luz a esa oscuridad que lo estaba envolviendo. Al final, Christopher había venido por mí.
—¿Qué... ha-haces...?—me interrumpo y guardo silencio al notar como todos los ojos están puestos en nosotros, o en Christopher... Más bien en la palma de su mano ahuecando mi mejilla, la tomo y lo halo pidiéndole ayuda a Larissa—. ¿Puedo... to-tomarme un descanso?
—Emine... Dios, sí, por supuesto—Larissa mira impresionada a Christopher, pero después vuelve su mirada hacia mí—. Puedes llevarlo al cuarto de limpieza, es el único lugar en el que pueden hablar en... privado.
—Gracias.
Halo a Christopher y gracias a Dios él me sigue dócilmente, pero puedo escuchar los quejidos de los presentes, quieren fotos con el hombre, quieren tocarlo, quieren estar cerca de él. Puedo escuchar a Carl decir que era un asunto privado de Chris y por ende él saldría en un minuto para compartir con sus fans. No escuché más.
Abro la puerta del pequeño cuarto de limpieza y empujo al hombre de metro ochenta dentro del lugar. Si te consideras una persona claustrofóbica ese cuarto podía ser tu peor pesadilla. Al ser tan pequeño nuestros pechos estaban en contacto, podía sentir mi cuerpo vibrar en presencia del hombre de ojos atormentados. Jamás había sentido tal cosa, mis palmas sudan y mi corazón late a mil por hora. Voy a hablar, pero no sabía cómo preguntar el porqué estaba ahí.
¿Por qué está aquí?
Te necesito, chica castaña.
¿Me necesita? ¿Por qué me necesita?
—Tenía razón, eres el maldito paraíso.
¿Qué quiere decir con eso?
No entendía, pero sentir su cálido aliento en mi rostro me hizo sonrojar, estábamos tan cerca, solo era cuestión de ponerme de puntillas y...
¡Emine, detente!
—¿Qué su-sucede?
—Necesito hablar con Faith.
Frunzo el ceño, ¿de qué está hablando?
—No entiendo, ¿qué tiene que ver Faith con qué estés aquí?
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CHRIS | Four Chips #2
Romance2do libro de la saga Four Chips. La música despierta miles de emociones que en muchas ocasiones son difíciles de describir con las palabras. La música es para sentirla. Cuerdas, tambor, teclas, viento y voz, elementos importantes para que la música...