25. Feliz dia del padre

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A penas pasan de las 6 de la tarde. Mientras Mario se despide de Estela, yo hago como que estoy preparando el bolso del carrito porque nosotras también nos vamos. He quedado con mis amigos del cole para tomar algo en el bar de siempre, aunque aún tardaremos unos 20 minutos en salir de casa, pero tengo que disimular delante de él.

- ¿Vas a ver a papi en la tele esta noche? - dice Mario sin parar de darle besos a su hija. - Van a salir unas hormiguitas muy chulas que hacen así. - empieza a mover la mano como si estuviera moviendo una marioneta y Estela se ríe.

Han invitado a Mario a El Hormiguero esta noche, para promocionar la peli, que continua en cines, y hacerle un pequeño homenaje por el Goya. Ya lo tiene preparado en el recibidor de casa como si de las llaves o del abrigo se tratase, no sea que se le olvide.

- Venga, me voy ya que me espera el coche fuera. - le da un beso tan fuerte que hasta se queja. - ¿Vamos con mamá?

- No, con mamá no que tengo que subir corriendo a por pañales, que ya no quedan en el bolso. - me dirijo escopetada hacia las escaleras. - Déjala en la hamaca un ratito.

- Anda trae, ya la cojo yo. - dice Maria, que también está recogiendo sus cosas.

- Bueno pues, adiós eh.

Mierda, es verdad, que no me he despedido de él.

- Perdón, perdón. - retrocedo en mis pasos y le doy un beso rápido. - Adiós, amor.

Ahora sí, subo corriendo a por los pañales que me hacen falta y en cuanto oigo la puerta cerrarse, voy corriendo al ordenador del despacho y le doy a imprimir a la sorpresa que le tengo preparada a Mario para mañana, por el día del padre, su primer día del padre.

- ¡Blanca, yo me tengo que ir! - grita Maria desde bajo.

- ¡Un momento! ¡Ya bajo!

Rápidamente meto el regalo en un sobre y lo escondo en el cajón de mi mesita de noche. Cojo los pañales, que casi se me vuelven a olvidar, y bajo corriendo.

- Ya estoy, perdona. - cojo a Estela en brazos.

- ¿Preparando la sorpresa de mañana? - pregunta Maria muy sonriente.

- A ti te lo he contado, ¿verdad?

María asiente riéndose. Ya no sé a quien sí y a quien no y me da miedo cagarla.

- Pues sí tia, - resoplo agobiada. - y a ultima hora como siempre, como todo lo que hago desde hace tres meses. - digo mirando a la pequeñaja que tengo en mis brazos.

- ¡Bienvenida al mundo de la maternidad, Blanca! Creía que tres meses habían sido suficientes para darte cuenta... - se ríe Maria.

- Es que cada día es más demandante... ¿no se suponía que era al revés? - le miro con cara de susto.

- Eso va por épocas, Blanca, antes se pasaba el día durmiendo y ahora que aguanta más despierta, es normal que demande más atención. - me explica Maria mientras nos dirigimos a la puerta. - Y prepárate para cuando le empiecen a salir los dientes, ahí sí que la vas a tener pegada a ti como un koala las 24 horas del día.

- Gracias, Maria. - digo con sarcasmo. - No hay nada como escuchar a la voz de la experiencia.

Maria se ríe de mi cara de agobio y empieza a hacerle carantoñas a Estela a modo de despedida.

- Hasta la semana que viene, bombón. - le coge de la manita y le da un besito. - Pásatelo muy bien.

- A ver cómo sale la aventura con esta pequeñaja... - digo temerosa. - Espero no haberme precipitado demasiado.

FOREVER YOUNG ♡ BLARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora