22. Diario de cuarentena [Flashback 2020]

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Sábado 14 de marzo de 2020.

"Hola Blanca"

"En media hora cojo el ave Barcelona-Madrid"

"El rodaje de El Inocente se ha suspendido, ya te puedes imaginar por qué"

"Te cuento todo esto porque me niego completamente a tener que encerrarme en casa hasta a saber cuando sin haber hablado contigo antes"

"Te aviso 3 horas antes de plantarme en tu casa para que te vayas haciendo la idea de abrirme la puerta"

"Te llamaría, pero creo que es mejor reservarnos las fuerzas para el momento en el que van a hacer falta de verdad"

"Hasta ahora"


Llevo un buen rato con el chat de Mario en Whatsapp abierto leyendo muy concentrada los mensajes que me envió ayer a mediodía. Ahora me río pensando en que no sabía lo que me esperaba mientras miro cómo duerme a mi lado, medio desnudo y despeinado, pero reconozco que en el momento en el que me llegaron los mensajes estaba muerta de miedo.

Durante estos casi tres meses que hemos estado separados, sabía que esto podía ocurrir en cualquier momento, es más, tenía que ocurrir en cualquier momento, o mejor dicho, cuanto antes, por mucho que yo no lo quisiera admitir. Hasta ahora tenía como excusa que Mario estaba rodando en Barcelona y tenia tregua durante al menos un mes más, pero al parecer ha tenido que llegar un virus chino para pararnos los pies a todos y darnos cuenta de que tenía que ser ahora o nunca.

A pesar de haberme avisado para supuestamente prepararme, no dejé de temblar en toda la tarde hasta que Mario llamó al timbre. Entonces, seguía temblando por dentro pero por fuera, una coraza de orgullo me ayudó a hacerme la fuerte delante de él, como si la cosa no fuera conmigo. Todo bien hasta que Mario abrió la boca y sus palabras hicieron que mi coraza empezase a desaparecer poco a poco. Mientras él hablaba me di cuenta de lo injusta que estaba siendo. El había sido capaz de tragarse su orgullo por mi, por venir hasta aquí y dejar las cosas claras de una vez, y yo solo me estaba comportando como una niñata.

La tarde y parte de la noche de ayer dio para mucho. Nos dio tiempo a ponernos de acuerdo y en desacuerdo veinte veces, gritarnos, llorar, abrazarnos y acabar durmiendo en la misma cama, eso sí, haciendo de todo menos dormir. No fue fácil, pero conseguimos arreglar eso que ni siquiera nosotros sabíamos muy bien qué era pero nos había mantenido separados durante más de dos meses. Lo que sí que estaba más que claro eran las ganas que nos teníamos el uno al otro, y pongo la mano en el fuego porque eso lo sabe hasta el vecino de enfrente.

Cambio de aplicación a Instagram dejando los mensajes atrás como una anécdota más. En insta todo son memes de papel higiénico, videos de la gente flipando con las estanterías de los supermercados vacías y otros que ya han empezado a contar los días que llevan confinados. Es oficial, esta tarde el presidente del gobierno decretará el Estado de Alarma y el confinamiento domiciliario oficialmente, aunque en Madrid ya llevamos así desde principio de semana por la alta tasa de contagios que tenemos aquí en comparación con otras Comunidades Autónomas. Yo lo sé de primera mano por mi cuñada Sara, que por la saturación de ingresos y falta de personal, la han tenido que derivar a la planta Covid de su hospital aunque no sea su especialidad.

Después de un buen rato remoloneando en la cama, hago el esfuerzo de levantarme y cambiar de ventana, de la virtual a la real, la de mi habitación. La diferencia no es mucha, ambas reflejan la realidad de la situación. Una muestra las calles completamente desiertas y la otra, como diríamos en mi profesión, el "detrás de las cámaras" por llamarlo de alguna manera o en este caso, el "detrás de las ventanas" de cada casa. Es realmente triste no ver a nadie caminando, ni en coche, ni siquiera poder escuchar el ruido de las calles de alrededor. Mi mente es incapaz de procesar que todo esto sea real, al menos de momento. Para colmo, estoy con la regla y cualquier sentimiento, sea bueno o malo, lo multiplico por 10.

FOREVER YOUNG ♡ BLARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora