FOREVER YOUNG ♡ BLARIO

15. ¿Quién ha acertado la apuesta?

- ¡Mario! ¡Para ya!

Cojo la sábana y me cubro de nuevo, la cuarta vez que lo hago en cuestión de 10 minutos. Me estoy empezando a enfadar.

- Mmmm... - murmura medio dormido

No sé qué hora es, pero ya ha amanecido porque entra mucha luz por la ventana, y además, como es lo normal en agosto, hace un calor impresionante, pero soy incapaz de volverme a dormir sin taparme hasta el cuello. O al menos intentarlo.

Mario es todo lo contrario a mí y duerme encima de la sábana, lo que hace que, al moverse, me quite sin querer la parte que a mí me está tapando.

- ¿Vas a parar o al final me voy a tener que levantar? - pregunto todavía más seria.

Pero no obtengo respuesta, él sigue durmiendo tan tranquilo.

- Pues nada, ya lo has conseguido, ya no tengo sueño. - me levanto y me dirijo al baño.

Esto no es la primera vez que me pasa, ni creo que sea la última, pero entre esto y los nervios de la ecografía, he dormido fatal. Además, parece que es verdad eso de que tu bebé siente todos tus estados de ánimo porque hay que ver la fiesta que se ha montado esta noche. Con todo lo que se mueve últimamente, espero que por fin se deje ver en la eco, porque sino ya sería el colmo.

Son las 9:30 cuando, una vez duchada y vestida, salgo de casa y pongo rumbo a casa de mis padres para desayunar con ellos y "los peluditos". Antes, mando un Whatsapp a Mario para avisarle de que, cuando se despierte, nos recoja y así ir todos juntos a la consulta de Soraya.

- ¡Buenos días! ¿Quién quiere desayunar? - abro la puerta y Pistacho sale disparado hacia mí.

- ¡Hola Ratón! - me agacho a acariciarle. - ¿Me has echado de menos?

- Estamos en la cocina, hija. - grita mi madre.

- ¡Buenos días, abuelos! - entro a la cocina y me encuentro con mi padre sentado en la mesa mientras mi madre prepara cafés.

- ¡Qué contenta te veo hoy, hija! Se nota que has dormido bien. - dice mi padre mientras me acerco a darles un beso a cada uno.

Ay papá, si tú supieras...

- ¡Estás super morena! - exclama mi madre. - ¡Ay que ver qué bien te han sentado las vacaciones! - me acaricia la barriga.

- Pues sí, las necesitaba muchísimo y las he aprovechado... - asiento. - Bueno, os he traído una ensaimada típica de las islas ¿la abrimos?

- Hombre, Blanca, ¿qué pregunta es esa? - dice mi padre mientras se le hace la boca agua viendo la caja. - Además, llega en el momento justo.

- ¿Dónde te has dejado al padre de la criatura? - pregunta mi madre sirviéndose café.

- En casa, todavía durmiendo. El pobre se pasó todo el día de ayer deshaciendo maletas, poniendo lavadoras y volviéndolas a hacer para poder irnos esta tarde a Galicia mientras yo descansaba. Entre que pasamos toda la noche sin dormir y el embarazo, no podía con mi vida. - les explico. - Le he dicho que sobre las 11 nos recoja para ir hacia la ecografía.

- Madre mia, Blanca. - me mira mi padre con un semblante serio. - Mario tiene el cielo ganado contigo.

- Sí, la verdad es que no me quejo. - cojo un trozo de ensaimada y me la llevo a la boca.

- Bueno, pero también es normal, ahora mismo el cuerpo le pide descansar más. - me defiende mi madre. - Bueno, ¿y qué? ¿Estás nerviosa por la ecografía? - pregunta cambiando de tema.