Día 3. Bajo la lluvia.

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JovenRay & JovenHenry

Edades:

Ray: 18Años

Henry: 17Años


La tormenta se presentaba ante la ciudad de forma estrepitosa, con relámpagos, truenos y una que otra brisa capaz de llevarse a cualquiera que estuviera paseando por el medio de la calle.

Las lluvias así son para pasarlas en casa, viendo una película o quizás leyendo algún libro, envuelto en una cálida manta, acostado en la cama o en el sofá mientras se bebe un delicioso chocolate caliente, un té o quizás un café. 

Eso es lo que le gustaría estar haciendo a Henry, pero lastimosamente él estaba corriendo bajo la lluvia tomado de la mano de su novio. No se quejaba, le encantaba estar con su chico de brillantes ojos azules, pero así no era como habían planeado pasar el día.

Venía saliendo del cine cuando la lluvia empiezo a caer sobre ellos de forma inesperada. Estaban en el parque que quedaba cerca de la casa del rubio, tomando un helado, cuando la lluvia decidió arruinar sus planes.

— Mi helado — Sollozo el rubio cuando su novio lo jalo para correr a un árbol y poder escampar. Esa acción brusca hizo que su barquilla se cayera al suelo. — Me debes un helado — Le hizo un puchero.

Ray soltó una risita y como disculpa dejó un beso en su frente. Henry se acercó más al toque, dejando que el calor corriera por todo su cuerpo. Tembló un poco mientras se abrazaba a sí mismo, luego sintió los grandes brazos de su novio rodeándolo por completo. Eso lo hizo sentirse más cómodo, cálido. Llevo su nariz hacia el cuello de Ray aspirando la loción que solía usar y sintió marearse de felicidad. Ese olor siempre lo hacía sentirse en su hogar.

— No podemos quedarnos aquí mucho tiempo — Murmuro el castaño unos minutos después — La lluvia es fuerte y este árbol no nos protege mucho — Alzó su azulada mirada arriba para ver las ramas, justo en eso una gota cayó en su rostro.

Henry hizo un mohín, él quería quedarse aquí con su novio, se sentía demasiado cómodo casi al punto de quedarse dormido, pero sabía que tenía que separarse tarde o temprano.

— Ten, toma mi chaqueta — Ray se quitó la prenda de color negro con capucha y se la entregó a su novio, quien tiritaba como si estuviera en el Polo Norte. Henry tenía la suya, pero su lindo rubio era un friolento.

Henry negó aún abrazado a sí mismo.

— N-no, te mojarás y morirás de frío — Dramatizo. Ray se rio al escucharlo.

— Mejor eso a que tú lo hagas — Murmuro y antes las protesta de su novio, le colocó la chaqueta por encima de sus hombros y la capucha por sobre su cabeza, luego tomos sus mejillas acunando su rostro con sus manos y dejó un suave beso en sus labios. — ¿Estás listo? — Pregunto alejándose un poco.

— N-no.

— CORRE — Ray lo tomó de la mano y lo jalo rápidamente, empezando a correr hacia la parada de autobús más cercana.

— ¡Raymond! — Se quejó el rubio, agarrando la chaqueta con su mano libre para que no se le cayera de los hombros.

La siguiente parada de autobús quedaba algo lejos, por lo que estuvieron un par de minutos corriendo. Estaban todos empapados de pies a cabeza, sus zapatos rechinaban a cada paso que daban esto, pues, ya estaban inundados de agua, al igual que sus ropas, las cuales se pegaban a sus cuerpos de la misma forma que lo hacía sus cabellos solo que en sus frentes.

Ray iba corriendo adelante sin soltar la mano de Henry, mientras que este iba casi siendo arrastrado. Era claro que de los dos, Ray era el deportista, Henry sentía que iba a tener un infarto.

— R-ray espera — Hizo que se detuviera al pararse en seco. Ray lo miro con la ceja levantaba, respiraba de forma normal, mientras que Henry abría la boca de forma exagerada intentando recuperar el aire perdido.

La lluvia continuaba sin fin, agua caía del cielo como si una tubería se hubiera roto. Truenos sonaban a lo lejos como si Thor estuviera peleando o preparando su llegaba a la tierra. Las calles y ceras se verían blancas como si estuvieran cubiertas de nueve. Las ramas de los árboles se movían estrepitosamente, casi saliéndose de la raíz. Las personas corrían apresuradas al igual que ellos hace unos segundos para buscar un refugio temporal. Los vientos sonaban como un leve susurro, llegando a sus oídos, llamándolos hacia una aventura.

Y mientras tanto, Ray veía a su novio casi al borde de morir por hipotermia. Henry logró recuperar la respiración unos minutos después, se recompuso de nuevo y miro a su novio.

— Quiero hacer algo cliché — Dijo e inesperadamente tomó a su novio por el cuello de su camisa y lo atrajo hacia él, conectando sus labios fríos bajos los cálidos de su novio, creando así una combinación tibia.

Movieron sus labios al compás del otro haciendo un baile sincronizado, por un momento se olvidaron del mundo y solo eran ellos dos, en medio de la acera, bajo la lluvia.

Al separarse, Henry sonrió y pegó su frente contra la del castaño, quien de igual forma le sonreía. Marrón y Azul se miraban, sin hablar, expresaban todo su amor y sentimientos que ambos provocaban en el otro desde hace un tiempo. Era un momento mágico, nada podía arruinarlo.

Excepto...

Un auto pasó de volada, salpicó un poco de agua y los mojó por completo. La pareja se alejó un poco, se miró sorprendida viendo que ahora parecían unos pollos remojados. Ray incluso escupió un poco de agua que le había entrado a la boca. Tal parece que la suerte no estaba de su lado hoy.

Con la impresión del impacto en sus rostros llegaron a la parada de autobuses, estaba claro de ninguno pasaría en este momento y no tenían dinero suficiente para un taxi. No les quedó más remedio que llamar a la madre de Henry para que pasara buscándolos, por suerte sus teléfonos aún seguían vivos y respondía con normalidad.

La madre de Henry se burló de ellos en cuanto los vio entrar, prendió la calefacción para que no se congelaran más y dejaran temblar como placas tectónicas. Ray era quien temblaba más, pues, solo estaba con una simple camisa blanca, Henry estuvo todo el camino abrazándolo para darle más calor al mismo tiempo que dejaba besitos en todo su rostro, lo que menos quería es que algunos de los dos se enfermara.

Ya en casa del rubio, se dieron una dicha y se cambiaron a ropas más cómodas y suaves. Luego fueron al sofá a ver televisión acurrucados bajo una gruesa, pero fina cobija mientras bebía chocolate calienta junto con malvaviscos, mientras que la lluvia hacía resonancia contra las ventanas, pero eso ya no era un problema para ellos.

Henry sonrió, hundiéndose más en el pecho de su novio. Así era como quería estar por el resto de su vida.

*

Este ha sido mi favorito hasta la fecha,

Espero que les haya gustado,

Gracias por leer.

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Flufftober 2021 [Henray]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora