Día 22. Mirar el atardecer.

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Joven Ray & Joven Henry

Henry: 17años

Ray: 18años


Henry amaba los atardeceres, era su momento favorito del día y siempre se sentaba frente a la ventana de su habitación a admirar tal espectáculo.

Amaba los atardeceres porque le daban paz y una calidez en su interior que no sabría cómo explicar. Cada uno de los atardeceres que veía eran únicos, algunos días el cielo estaba pintoresco de un color naranja mezclado con una pizca de rojo y amarillo, otras veces era de color morado con tonalidades en roja y azul.

Cada uno contaba una historia diferente y él nunca perdía la ocasión para contemplar tan majestuoso evento natural.

Recargado en el umbral de su ventana, con el vidrio levantando y los últimos rayos de sol pegando en su rostro, veía como este se despedía para darle paso a la luna, quien sería la anfitriona por las siguientes horas.

Todo iba bien hasta que vio una piedra llegando hacia él. Rápidamente, se agachó, cubriéndose la cabeza con sus manos.

"¿Pero qué rayos?", pensó mientras se levantaba.

Cuando se aseguró que no vendría otra piedra a asesinarlo, levanto la cabeza y miro de vuelta hacia afuera de la ventana, más específicamente hacia el jardín delantero, para encontrarse con nada más y nada menos que Ray Manchester, el chico más popular de la escuela y su novio también.

El joven y apuesto de cabellera castaña y ojos como el océano (ahora cubiertos por unos lentes de sol) se encontraba apoyado con los brazos cruzados en su motocicleta estacionada cerca de la acera, vestían pantalones de jeans negros ajustados, una camisa blanca y debajo de ella una chaqueta de negro. Miraba hacia arriba, regalándole una sonrisa.

Henry le devolvió la sonrisa, su novio se veía como todo un rockero, un fuckboy y de hecho lo era.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó en voz alta para que pudiera escucharlo.

Ray no le respondió, en cambio, caminó hacia el árbol y empezó a trepar en él. Henry se hizo a un lado para darle espacio a entrar. Ray ya era un experto escalando el árbol y entrar a su habitación, por lo que a los segundos ya estaba sentado a su lado.

— Hola — Le dijo luego de acomodarse a su lado.

— No me dijiste que vendrías — Comentó el rubio, estaba acostumbrado a recibir un mensaje de su novio cada vez que venía a visitarlo.

— Quise sorprenderte — Se alzó de hombros, luego se quitó la mochila que Henry no se había percatado que tenía y de ella saco un par de botellas de cerveza.

— Sabes que yo no bebo — Le recordó Henry. Ray dejó escapar una risita.

— ¿Y quién dijo que eran para ti? — Alzó una ceja mientras destapada una botella.

Henry rodó los ojos. Ray le dio un sorbo a su bebida y luego rebusco de nuevo en su mochila, esta vez saco una soda de sabor fresa y se la entregó a Henry.

— Sabes que nunca me olvido de ti — Le sonrió.

Henry le sonrió de vuelta y aceptó la soda, nunca podía molestarse con su novio.

Ambos le dieron un sorbo a sus respectivas bebidas y luego se quedaron en silencio.

— ¿Y qué hacías? — Preguntó el castaño para sacar conversación.

— Estaba mirando el atardecer hasta que una piedra voladora intentó asesinarme.

Ray no pudo evitar reírse al escuchar eso.

— Lo siento, quería llamar tu atención — Se disculpó entre risas.

— Bien podías llamarme, ¿no?.

— Lo tendré en cuenta la próxima vez — Le guiño un ojo. Henry dejó escapar una leve risa mientras negaba con la cabeza.

Luego posaron sus miradas en el atardecer, el cual brillaba un poco más, y ahora se desplazaba por todos lados, poco a poco se iba perdiendo el color azul claro y un rojizo anaranjado tomaba posición del cielo.

— Es hermoso, ¿no lo crees? — Murmuró Henry con su vista hacia el cielo.

— Sí, — Respondió Ray de la misma forma, también mirando hacia el cielo — ¿Pero sabes quien más es hermoso?

— No, ¿quién? — Lo miró de reojo.

— Mi motocicleta, mira nada más que bella es mi bebé — Comentó mirando hacia la adquisición que había obtenido por su cumpleaños 18 y que desde entonces no dejaba de pavonear ni alardear sobre ella.

Henry rodó los ojos y frunció el ceño levemente. Ray soltó una pequeña carcajada, amaba cuando su novio se ponía celoso de su motocicleta, eso le resultaba tierno.

Se acercó un poco más a su rubio novio, lo tomó por la barbilla para que lo viera y después le dejó un tierno beso en sus labios.

— Mentí, tú eres lo más hermoso que mis ojos han visto — Murmuró cerca de sus labios.

Henry no puedo evitar sonreír y un pequeño sonrojo comenzaba a crecer en sus mejillas. Ray no espero para que respondiera y corto la brecha entre ellos apoderándose de nuevo de esos deliciosos labios saber fresa.

— ¿Qué te parece si vamos al mirador de Swellview y terminamos de ver el atardecer más de cerca?... quizás luego podamos hacer algo divertido — Propuso moviendo levemente las cejas.

Henry soltó una risita mientras asentía. Ray le sonrió antes de dejarle un último beso.

Henry fue por su chaqueta, luego bajaron por la ventana, Ray se subió primero en la motocicleta mientras Henry se ajustaba el casco, después se montó con experiencia detrás del castaño, lo rodeo por la cintura y apoyo su barbilla en la espalda alta de Ray quien encendía la motocicleta antes de darle marcha a toda velocidad. El viento le pegaba en el rostro mientras seguía admirando la vista del atardecer hacia el mirador de Swellview.

A Henry le gustaba mirar los atardeceres, pero más le gustaba mirarlos mientras su novio lo follaba duro contra el respaldar de la motocicleta.

*

jajajaja, ignoren el final, no se que me paso xD

Se que me perdí por varios días, se los compensare luego,

Gracias por leer.

💖

Flufftober 2021 [Henray]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora